Elizabeth Huanca
El megaoperativo de detención estaba programado para las 02:00 de la madrugada del 23 de octubre. El plan era “caer de golpe” a los 20 investigados. Sin embargo, la sospecha de una posible fuga del gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, acusado de liderar la organización criminal “Los hijos del cóndor”, lo cambió todo. La intervención inició cuatro horas antes de lo programado y en diferente horario. Ello dio pie para que seis de los implicados en la presunta organización criminal escapen.
Dos semanas después, del megaoperativo que terminó con la captura de la máxima autoridad de Arequipa y 15 funcionarios, entre asesores, gerentes del Gobierno Regional de Arequipa y consejeros regionales, se advierte que la orden de detención, fue filtrada.
La Policía halló una copia de la orden judicial de detención en la casa del presidente del Consejo Regional, Santiago Neyra. El documento debía notificarse al momento de la detención, pero el legislador regional ya sabía de su existencia. Algo similar ocurrió con el exgerente de Autodema, Marcelo Córdova. Entre sus bienes incautados se halló una imagen de la copia de la disposición del juez. Ambos huyeron antes que la Policía llegara a sus casas. El primero sigue prófugo. El segundo fue capturado en Camaná, horas después.
Ese día, la Policía tampoco halló a los consejeros Tomás Ayñayanque, Richard Cervantes, el asesor Edwin Esquivel y el asesor legal del GRA, Augusto Palaco. De todos, solo el último se ha puesto a derecho.
“El cóndor”, alias con el que se le identifica a Cáceres Llica, era vigilado mediante “geolocalización” varios meses atrás. La Policía, sabía en tiempo real cada paso de Cáceres, así como de algunos de los “hombres claves” de la red criminal.
Por eso, causó sobresalto que el día fijado para su detención dejara su casa, ubicada en Cerro Colorado. La Policía Nacional no quiso arriesgar y lo siguió, a través de la señal de su celular. Lo ubicó en la cuadra 7 de la calle Ramón Castilla de Miraflores. Entonces se dispuso romper el protocolo ideado y detenerlo, aún a costa de que otros investigados al saberlo, escaparían.
Cáceres estaba con su esposa y conocidos. También lo acompañaba su seguridad. La Policía aprovechó que este salió de la casa para iniciar la operación. A pocos minutos, Cáceres también dejó el domicilio. Era poco más de las 10 de la noche del 22 de octubre. No llevaba maletas, pero se presume que se iría a Chivay (Caylloma), donde viven sus padres. El resto, es historia conocida.
También sorprende que el 28 de octubre pasado, durante el allanamiento a las oficinas de la OCI de Autodema, donde se venía recabando documentación relacionada a la cesión en uso de más de 200 hectáreas a favor de la asociación “Sol radiante”, se hizo presente un abogado de apellido “Arratea”. Este indagó sobre el contenido de lo incautado y solicitó su entrega. Señaló que venía de parte de la Fiscalía. Quiso quedarse indebidamente con la documentación.