La célebre frase feminista “lo personal es político” fue acuñada por Kate Millet en su famoso libro Política sexual y luego utilizada por Carol Hanisch en su defensa del feminismo frente a las críticas que le hacía el marxismo. Hanisch con esa frase dejó en claro que la idea de que el sexo, la exigencia de una apariencia de acorde con los estereotipos de género, el aborto, los cuidados de niños, ancianos y enfermos, así como la división del trabajo doméstico, eran temas meramente personales sin importancia política. El marxismo llegó a sostener que los cuidados de una esposa permitían mayor plusvalía para el dueño de los aparatos de producción, pero nunca se interesó en las relaciones de poder entre el obrero y la esposa.
Desde el feminismo y para hacer frente a estos y otros problemas, se promovió entre las mujeres que dejémonos de culparnos a nosotras mismas por la violencia de género y por la ansiedad ante la doble jornada de trabajo –a veces triple, si activas en un movimiento o partido— para poner estos temas en el ámbito de lo público y que las mujeres pudiéramos organizarnos colectivamente en contra de la dominación masculina y el patriarcado.
Por eso “lo personal es político” se refiere a la necesidad de que, dentro del ámbito de lo doméstico, se imponen relaciones de poder machistas y discriminatorias que dejan su huella sobre el cuerpo y el alma de las mujeres. Esta discriminación y la violencia que produce dolor no puede permanecer dentro de lo privado sino que deben convertirse, también, en objetivos de las políticas públicas. Nosotras desde los diferentes espacios de divulgación del feminismo proponemos que la violencia dentro de la pareja y la familia tiene que ser denunciada y tiene que ser sancionada desde el Estado peruano.
Eso no significa, nunca por nunca, que “lo privado es público” como lo suelen decir muchas personas equivocando profundamente el sentido de la frase. Lo privado es privado: por favor, no necesitamos estar repitiendo tautologías para poder defender al feminismo y a las mujeres. Lo privado nunca será público, por eso mismo, debemos de estar atentas a las relaciones de poder que perjudican a las niñas, a las mujeres, a las ancianas. Un excelente presentador de televisión se equivocó en esta frase el último domingo: no hay que repetir el error. No digo que la vida de un político no deba ser transparente, por supuesto que sí, pero para poder dar cuenta de manos limpias y no porque lo privado sea público.