Por: María Elena Castillo
El ministro de Justicia afirma que la decisión de proponer un adelanto de elecciones es una decisión ya tomada y no hay marcha atrás. Señala que respeta la Constitución y que el Parlamento opte por la vacancia presidencial sería revanchismo político.
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El presidente del Congreso leyó un pronunciamiento advirtiendo que defenderán su institucionalidad. Parece que no aprobarán el proyecto de ley para adelantar las elecciones. ¿Qué harán en ese caso?
Institucionalidad significa autonomía, independencia y también sometimiento al orden constitucional. Lo alcanzado por el presidente al Congreso, a través de su mensaje del 28 de julio, está siguiendo el camino regulado en la Constitución: necesariamente tiene que pasar por la deliberación y aprobación del Congreso, luego ser sometido a referéndum y, finalmente, convocarse a un proceso eleccionario que implique acortar el periodo de mandato tanto de congresistas como del presidente de la República y la vicepresidenta. Además, entiendo que el pronunciamiento no ha sido suscrito por todas las bancadas, hacen el reparo de que esperarán por conducto regular el proyecto de reforma.
¿Qué camino hay si se atrinchera el Congreso? Fernando Tuesta dice que podrían presentar una cuestión de confianza y, si es negada, disolver el Parlamento convocando a elecciones parlamentarias.
Lo propuesto por el señor Tuesta, con la especialidad que tiene en la materia, ha observado que los plazos podrían estar muy ajustados y hacer inviable la propuesta. Pero el proyecto incluye también algunos ajustes al cronograma electoral. Nosotros no estamos menoscabando la autonomía del Congreso, por el contrario, estamos siguiendo el procedimiento establecido en la Constitución. En el Poder Ejecutivo no descartamos ninguna posibilidad, pero no llegamos a extremos. Cualquier medida que se tenga que tomar o sugerir será en el marco de la Constitución.
El premier ha pedido pensar con calma y no perder la tranquilidad. ¿Buscarán dialogar con las bancadas para llegar a un consenso?
El presidente ha dado su mensaje dando cuenta de lo que se ha hecho en el último año y también contenidos de orden político, que ha despertado en algunos sectores, no en todos, alguna voz altisonante, descalificativos y adjetivos impropios de un espacio como es el Congreso. Esperemos que sea producto del calor de un foro político, y que con el transcurrir de los días pueda ser asumida con mayor tranquilidad y se tome la mejor decisión pensando en el país. La fortaleza de una democracia es el diálogo, ese espacio no está vetado, sino, por el contrario, se tiene que retomar al más alto nivel. Pero, en principio, la decisión del Poder Ejecutivo ya está dada y ha sido puesta en consideración del Congreso.
¿No hay marcha atrás?
No solo ha sido formalizado a través del mensaje al país en el Congreso, sino que es una decisión política de alta envergadura y compromiso que debe ser atendida por el Legislativo.
Un sector afirma que el mensaje no pudo ser aprobado en Consejo de Ministros el miércoles, porque los dictámenes de reforma se seguían debatiendo. ¿Lo hicieron?
Por mandato expreso de la Constitución, el mensaje al país tiene que ser aprobado por el Consejo de Ministros, y eso ha estado en la agenda de la última sesión del gabinete. Yo no sé de dónde sale ese argumento para menoscabar la constitucionalidad de lo que ha propuesto el presidente. Lo que pasa es que se guardado con la reserva que corresponde.
El fujimorismo no ha descartado vacar al mandatario y parece que quieren convencer a la vicepresidenta para encabezar la transición, ¿han previsto esa posibilidad?
La posibilidad de una vacancia está prevista en la Constitución y requiere algunas exigencias de orden formal, y votos. Pero el país está reclamando desprendimiento y compromiso, pero, sobre todo, cómo mejorar la representatividad y nuestra democracia. Parece que no se acaba de entender la dimensión de ilegitimidad en que está inmersa la clase política de nuestro país. La vacancia no nos parece una respuesta apropiada. Más parece producto de un revanchismo político.
En el desfile patrio se ha escuchado a los asistentes pedir a gritos el cierre del Congreso. ¿Esto fortalece su decisión?
Tanto la llegada como el retiro del presidente del desfile ha sido como el año pasado, hubo una manifestación casi uniforme de la ciudadanía que se volcó a las calles de Lima para ver el desfile. Lo que le da legitimidad a la decisión. Pero no se ha hecho, como algunos sectores políticos señalan, con un insumo populista. El presidente se está desprendiendo al proponer acortar también su mandato. Eso también debe ser evaluado.
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¿No hubiera sido mejor que conversaran con la vicepresidenta? En el desfile se notó una gran tensión con el presidente...
En principio, las decisiones son acordadas en el Consejo de Ministros, y la vicepresidenta no concurre. Yo como parlamentario tengo comunicación con ella, pero estas medidas corresponden al presidente de la República y yo no puedo inmiscuirme.
¿Habrá tiempo para que las reformas, como la democracia interna, tengan validez en las nuevas elecciones?
En las consideraciones de la propuesta de reforma constitucional que se alcanzará al Legislativo, se dice que el vicepresidente que asume la presidencia no puede reelegirse. Con esto queda zanjado cualquier especulación. Además, se acorta el periodo de mandato: las elecciones generales tendrían que ser en abril, y el cronograma electoral reajustarse; también se propone flexibilizar el plazo que impide que en el último año, antes de las elecciones, se haga cambios en materia electoral. Las reformas electorales aprobadas en el Congreso aún no han sido promulgadas, y mientras no se haga no tienen vigencia legal. Cuando esto se dé tendrían que adecuarse.