Estos enjambres de pulgas miran aterrorizados al gato mientras acorrala al roedor que les sirve de vivienda. Y se agitan, vociferan y hasta se indignan. Es un miedo disfrazado.,La oposición a la firma del acuerdo con Odebrecht por delación premiada se calmó un poquito. Están tragando saliva: la información filtrada es poca comparada con la recogida y será muy poco elegante que algunos de los más conspicuos críticos a dicho acuerdo terminen señalados como receptores de dinero sucio o cómplices (o piquichones) de esos receptores. Muchos de los que recibieron favores y dinero sucio de Odebrecht mantienen camarillas de ayayeros que, al mismo tiempo, los defienden, los soban y los parasitan. Por eso, estos enjambres de pulgas miran aterrorizados al gato mientras acorrala al roedor que les sirve de vivienda. Y se agitan, vociferan y hasta se indignan; pero una sola semana de interrogatorios va dejando claro que se trata de miedo disfrazado de indignación. Todos los ofidios tratan de morder antes de escapar arrastrándose. Mentían quienes aseguraban que el acuerdo con Odebrecht solo buscaba perseguir a Fujimori y García para tapar a otros corruptos. En los interrogatorios se ha señalado inequívocamente a las campañas de Lourdes Flores Nano, de Ollanta Humala y de Susana Villarán como receptores directos de dinero de Odebrecht y se ha confirmado que Alejandro Toledo recibió dinero sucio en -al menos- una millonaria coima. También el club de la construcción y sus miembros y PPK: el negocio de Westfield con el BCP y el Estado al parecer era “legítimo”, pero el conflicto de interés que el expresidente negó una y otra vez no solo sí existía, sino que era del tamaño de un estadio. Mienten quienes sostienen que la fiscalía no ha encontrado nada nuevo: todas las líneas de investigación de la fiscalía se han fortalecido. Hoy tenemos certeza de que Félix Moreno era un coimero y un mafioso y que no trabajaba solo (fíjense en sus amiguitos y sus socios). Hoy sabemos que el sistema de arbitraje se convirtió en un mecanismo para sacarle dinero al Estado por vía rápida y que Cánepa es solo uno de muchos como él. Hoy sabemos que el exvicepresidente de Petroperú del gobierno de García, Miguel Atala, mentía cuando acusó a su socio muerto de negociar con Odebrecht y que su “terreno” era en realidad una venta simulada para pagarle una coima. Hoy sabemos que Odebrecht financió campañas de candidatos a la presidencia y de congresistas de los que no teníamos noticia. Hoy sabemos que el club de la construcción existe ¡desde 1996! Hoy sabemos que para el tren eléctrico de García se pagaron US$ 24 millones en coimas y en la IIRSA Sur de García y Toledo US$ 45 millones y en unos días sabremos por Jorge Barata quién se quedó con los US$ 30 millones de coimas que aún no han sido ubicados. Hoy sabemos que Monteverde -que se hacía el digno y hoy está fugado- hacía coima delivery. Todo ese dinero pasó y toda esa corrupción se produjo delante de mucha gente que o mordió, o miró para otro lado o agarró su propina y se puso de costadito. Y es probable que muchos hoy piensen: “a mí solo me dieron unos miles, ¿voy a ir preso por el que se llevó millones o le tiro dedo y quizás me dan prisión suspendida?”. Ese es el terror.