Vizcarra sigue siendo el único clavo que sostiene al gobierno en la pared. Deslegitimarlo debilitará inevitablemente la lucha contra la corrupción y el entusiasmo de los que se han creído que esa lucha puede ganarse.,Casi todo lo que protagonizan nuestros más conspicuos políticos antivizcarristas tiene un claro y único objetivo: impedir que los ex funcionarios de Odebrecht testifiquen y entreguen pruebas que señalen -sin ninguna duda- a quiénes coimearon, con cuánto, por qué obras, a través de qué operadores y quiénes se hacían los mensos y hablaban de otra cosa en los medios mientras todo esto sucedía en sus caras. La única consigna -por el momento- del antivizcarrismo es evitar que los peruanos sepamos quiénes, asociados con Odebrecht, nos han robado, cuánto, por qué concepto y cuál es la responsabilidad en ellos de todos y cada uno de nuestros expresidentes y de sus funcionarios, asesores, asociados, ayayeros, huerequeques, testaferros, académicos, orcos y cómplices. Por eso intentan destruir por todos los medios la imagen de Vizcarra (con 60% de aprobación pese a todo y pese a él mismo), porque si se quema Vizcarra no habrá acuerdo con Odebrecht. A eso -y a nada más- se debe el insistente y sesgado entusiasmo por buscar “la verdad” y la “lucha contra la corrupción” de algunos políticos y sus amiguitos en algunos medios de comunicación. La Sra. Vilcatoma es ejemplo claro: todos los días intenta hacerle pisar el palito al presidente buscando que este diga alguna cosa que pueda manipularse o reinterpretarse “auténticamente” para señalarlo como un mentiroso o un corrupto. Vizcarra sigue siendo el único clavo que sostiene al gobierno en la pared. Deslegitimarlo debilitará inevitablemente la lucha contra la corrupción y el entusiasmo de los que se han creído que esa lucha puede ganarse. Y no hablo solo de los fiscales y jueces probos que están tomando al toro por las astas; sino también de los policías, de los funcionarios del ministerio de Justicia y -también y sobre todo- de algunos alcaldes y gobernadores regionales que se han atrevido a denunciar y a enfrentar por primera vez (incluso poniendo sus vidas y las de sus familias en riesgo) a mafias asentadas por décadas en sus jurisdicciones. No, eso no es una coincidencia. El caso de los alcaldes de La Victoria, de Bellavista y de La Perla (por citar solo tres de muchos otros) es paradigmático. El buen ejemplo entusiasma y contagia y hasta puede haberles devuelto la esperanza a esos funcionarios del Estado (desde policías hasta jueces) que de ver y convivir con tanta corrupción impune por tantos años, perdieron las ganas de enfrentarla y la fe en que es posible hacerlo y lograr un cambio para bien. El buen ejemplo también inhibe a esos otros funcionarios corruptos o de ética flexible que todavía están enquistados en el aparato del estado porque hoy cualquiera los puede denunciar y hasta grabar (robándose pruebas de un piso de la fiscalía, por ejemplo). Ya no hay burócrata honesto pero intrascendente, ya no hay funcionario público probo pero irrelevante; cuando Vizcarra se le plantó al matón del Congreso y lo hizo retroceder (como escribí que sucedería hace 2 años) les sacudió la indiferencia y ahora cualquiera de ellos puede denunciar y sonar la alarma. Y la mafia y los corruptos lo saben, por eso es tan importante bajarse a Vizcarra porque ha removido el gallinero y hay que darle una lección a riesgo de que todos vayan a creer que es posible enfrentárseles. El que cada dos o tres semanas aparezca algún abogado aprista que denuncia por las más variadas y delirantes causas a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, obedece al mismo objetivo: bajarse el acuerdo con Odebrecht. Igual la pretensión de crear una bancada (Acción Republicana) conformada por reconocidos -y confesos- topos del fujimorismo como Olaechea, Vieira y Heresi. Lo único que tienen en común es la intención de reponer -aunque sea marginalmente- el peso que solía tener el keikismo en las votaciones del Congreso y sus comisiones porque si entra una bancada más, por pequeña que sea, los diluye a todos, menos a Fuerza Popular porque vota con ellos. Por alguna razón, la mafia y los corruptos parecen creer que lo único que les queda como esperanza de impunidad son esos 60 votos en el Congreso y hay que conservarlos a toda costa y -si es posible- hacerlos crecer. El comando aprofujitroll ha perdido 100 individuos que atacaban opositores desde oficinas y computadoras del Congreso y con sueldo del Estado ante el reclamo histérico del congresista Tapia (que es seguidor de todos ellos en Twitter). Fuerza Popular ha perdido también la mayoría absoluta en las comisiones del Congreso y están llegando pruebas y testimonios desde Andorra que señalan a esos a los que había que proteger para que no caiga el pez gordo que aún no se revela. ¿O sí? “La luz en las tinieblas resplandece y las tinieblas no prevalecieron contra ella” escribió -dicen- el evangelista Juan (1:5). Más adelante, él mismo cita al hijo del carpintero diciendo: “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (8:32). No confiarse que en la puerta del horno se quema el pan. Y eso también lo sabe la mafia.