Entrevista a Gustavo Adrianzén, exprocurador y exministro de Justicia.,El exministro Adrianzén presenta dos posibles caminos en caso se tengan dudas sobre la actuación de un magistrado: se plantea una recusación o el propio juez se inhibe. La jueza Elizabeth Arias, designada para reemplazar a Richard Concepción Carhuancho en el caso Cócteles, podría enfrentar alguno de estos escenarios. - Existen muchos cuestionamientos a anteriores fallos de Elizabeth Arias. ¿Cuáles son los escenarios que podría enfrentar esta magistrada? Si las partes no están conformes, lo que se debería hacer es recusar a la jueza y decirle que se aparte. El mecanismo procesal existe. Considero que tratándose de un caso tan emblemático como este, lo más recomendable es traer a una jueza o juez que esté, en la medida de lo posible, limpio de cualquier cuestionamiento para garantizar un debido proceso. PUEDES VER: “El pedido de García es irresponsable y fantasioso”, afirma exministro de Justicia - ¿Quién puede recusar a la jueza Arias? Cualquiera de las partes podría solicitarlo. La propia jueza también podría inhibirse. Si la recusación no prospera y si ella no se inhibe, lo que corresponde es estar muy alertas al proceso por las dudas que ya han empezado a generar. - ¿También se puede recusar la Sala que preside el juez César Sahuanay? Que puedan hacerlo, sí, que vayan a admitir su recusación, esa es otra cosa. - El fiscal Rafael Vela dijo que la Sala de Sahuanay ha actuado como si fueran abogados de Jaime Yoshiyama. Soy muy crítico del protagonismo mediático que han adoptado muchos jueces y fiscales. Soy crítico en particular porque, en el caso de Concepción Carhuancho, el haberse ido de lengua le ha significado el apartamiento, en mi opinión con razón, del caso Cócteles. Uno no puede decir que como ciudadano se siente indignado si es el juez. Uno no es juez en la mañana y en la tarde ciudadano, uno es juez todo el tiempo. En el caso de Vela, si llega a probar sus afirmaciones, sería muy grave. Ahora bien, la diferencia entre Vela y Concepción Carhuancho es que en un proceso el Ministerio Público es parte, es quien acusa, entonces, uno ‘puede decir lo que le plazca’, pero el juez no puede, porque es el árbitro, es el que va a decidir. - El presidente Martín Vizcarra también ha mostrado su desacuerdo con esta decisión, ¿considera acertada su crítica? El presidente ha sido sumamente crítico con el apartamiento de Concepción Carhuancho como muchos ciudadanos, pero él personifica a la nación y, de acuerdo con la Constitución, tiene la obligación de cumplir y hacer cumplir las resoluciones judiciales. La sola declaración del presidente en este tema compromete y ahonda más la situación de la otra parte, que aduce una persecución política. Ese tipo de imprudencias no favorecen a la defensa del Estado. - ¿Vizcarra pisó el palito? Creo que en algunos momentos se deja llevar por arrebatos de popularidad, de querer caerle bien a todo el mundo. Hay cosas que, más allá de la repercusión política, tienen que verse en el efecto que van a tener en los tribunales. Imaginemos que toda esta causa con esas declaraciones sean llevadas a la Corte IDH por el fujimorismo que la ha criticado tanto y que ahora la utiliza.