La gran influencia política de la participación ciudadana.,Entre todos los factores que llevaron a la caída de Pedro Chávarry, el más importante fue la presión de la calle. Varios apuntaron en esa dirección. Para empezar, el propio Chávarry, cuya mediocridad intelectual le impidió entender la perspectiva que se le abría si destituía a los fiscales Rafael Vela y Domingo Pérez. Un fiscal que ya tambaleaba, cedió a quienes lo presionaron –¿el Apra?– y rodó recordando la frase atribuida a Francisco Franco y Augusto Pinochet: “Ayer estábamos al borde del abismo, hoy hemos dado un paso adelante”. Si Chávarry no hubiera removido en la noche de año nuevo a Pérez y Vela, quizá hoy todavía estaría sentado, pero sin dejar de ser criticado, en el sillón de fiscal de la nación. También fue clave el presidente Martín Vizcarra, cuyo retorno adelantado del Brasil y su planteamiento al congreso de un proyecto de emergencia en el MP, le dio sentido de urgencia a la salida de Chávarry. Es curioso, sin embargo, que la audacia, sentido de oportunidad y destreza política que muestra el presidente Vizcarra en la mayoría de sus decisiones –como la reciente sobre Chávarry–, no tenga un correlato proporcional con la calidad de varios proyectos de su gobierno, como el de la emergencia en el MP que se pudo preparar con mucho más cuidado. También fue destacable el papel de los fiscales Vela y Pérez, quienes se atrincheraron en modo ‘desobediencia jerárquica’, así como del apoyo que les prestó el procurador ad-hoc del caso Lava Jato, Jorge Ramírez. Hubo, también, congresistas que con su posición contra Chávarry ayudaron mucho a su caída, ninguno de los cuales era del fujiaprismo que lo blindó casi hasta el final. Asimismo, el papel de algunos medios de comunicación fue decisivo. Pero entre todos los actores sociales que fueron cruciales para la caída de ese impresentable que se aferró al cargo de fiscal de la nación con intereses subalternos, el más importante fue la participación ciudadana, es decir, la gente que salió a las calles a protestar contra Chávarry por la destitución de los fiscales lava jato, desde la noche de año nuevo hasta el 4 de enero, en manifestaciones a nivel nacional y hasta en el extranjero. Desde julio 1977 contra el gobierno militar, pasando por julio 2000 contra la rerreelección de Alberto Fujimori en la marcha de los cuatro suyos, hasta las marchas contra la corrupción de hoy, la gente puede tener un papel decisivo en el curso de los eventos, pronunciándose en calles que son claramente antifujiapristas, es decir, anticorrupción.