Lo que está a la vuelta de la esquina son tareas de reconstrucción de un sistema judicial entero.,Es verdad sostenida que Pedro Chávarry va a tener que irse más temprano que tarde. ¿Qué va a pasar cuando se vaya? Por lo pronto la fiscalía va a tener que intentar una recuperación de una semblanza de autonomía frente a la política. Luego de tanta polarización, no va a ser una tarea fácil, y hasta podría fracasar. Si sustituye a Chávarry alguien sindicado como cercano a él, muchos van a pensar y decir que nada ha cambiado en ese bando. Si es una persona más afín a los enemigos de Chávarry, muchos dirán que el Ejecutivo ha copado la fiscalía. Aceptemos desde ahora que no habrá una solución satisfactoria para todos. Parte del problema está en los métodos que se elija para esta salida de Chávarry. Los caminos que pasan por el fujimorismo entrañan el peligro de dilatar los procedimientos y dar argumentos para una disolución del Congreso. Los voceros más enconados lo están anunciando con todas sus letras. Los caminos que pasan por las iniciativas del Ejecutivo se prestan a ser considerados golpes de mano al filo del quiebre institucional. Con lo cual el remedio puede ser peor que la enfermedad. Ya nadie piensa que Martín Vizcarra está luchando por su supervivencia en el cargo, y cada vez más opiniones le exigen evitar distanciarse de las normas. ¿Quedan en la fiscalía personas capaces de encarnar una imparcialidad? Alguien así sería muy valioso en esta coyuntura. Pero en estos meses de tira y afloja casi todas han sido etiquetadas como parte de una u otra bandería, y si no lo han sido lo serán, cuando llegue el momento de alguna decisión difícil, de las muchas que esperan en cola. No esperemos, entonces, soluciones automáticas después de Chávarry. Lo que está a la vuelta de la esquina son tareas de reconstrucción de un sistema judicial entero. No haberlo hecho hace casi 20 años permitió sobrevivir a los vicios clásicos de la justicia en el país, cuando se confundió el problema con uno de personas y de parches. Así, la salida de Chávarry no es sino un paso más en el impulso moralizador iniciado con el caso Odebrecht y la puesta en evidencia de las bandas delictivas con participación de fiscales, jueces, y otro personal de la justicia. Será una ocasión que más que celebrada, deberá ser aprovechada.