“Hay un vínculo antiguo fuerte en las legendarias navegaciones del Inca Túpac Yupanqui”. ,José Antonio Schiaffino acaba de publicar Arte de Oceanía, sobre “la historia triste y el arte exquisito” de los polinesios, cuya geografía más cercana a nosotros es la isla de Pascua. El libro coincide con “Oceanía”, la mayor muestra a la fecha de tesoros de las islas del Pacífico sur, en Londres, y en el Museo Branly de París hasta marzo. Aunque la isla de Pascua es hoy territorio chileno, y las demás islas de la Polinesia están aun más alejadas del Perú, ellas bien pueden ser consideradas parte de nuestro espacio cultural. Nuestra costa prehispánica está sembrada de vestigios de intercambios, marcas de influencias, e historias, proceso que no se detuvo con la Conquista. Hay un vínculo antiguo fuerte en las legendarias navegaciones del Inca Túpac Yupanqui. En eso se inspiró el noruego Thor Heyerdahl, cuya expedición Kon Tiki (Callao-Puka Puka-Tahití) demostró que la larga jornada en balsa era posible. Ese viaje de 1947 estableció el vínculo moderno en la imaginación del Perú con las islas remotas. Se acaban de cumplir 70 años de la publicación del libro de Heyerdahl sobre su aventura, aniversario que pudo merecer más atención entre nosotros. El libro, que empezó su carrera con 14 ediciones en inglés su primer año, sigue siendo un factor importante del interés del mundo sobre el Perú como un espacio de eventos y lugares extraordinarios. Schiaffino promete una serie de futuros libros sobre el tema. Este está dedicado a la isla de Pascua, que figura en nuestra historia como destino de alguna expedición en tiempos coloniales y como protagonista de un lamentable incidente esclavista a mediados del siglo XIX, que puso a los “kanacas” al borde de la extinción. Hoy el intercambio comercial con las islas es desconocido y las relaciones diplomáticas con aquellas independientes son tenues. Así, el espacio donde nuestros milenarios lazos pueden restablecerse y avanzar es el de la cultura. No estaría mal conseguir que la muestra de Londres y París hiciera una pascana por acá, aunque suena utópico. La intensidad del arte polinesio en madera pulida que recoge el libro lo vuelve un valioso mensaje a través del tiempo y del espacio. Lo envían pueblos hoy claramente amenazados por el cambio climático que amenaza con ahogar a muchas de sus islas.