Nadie que no sufra de alguna forma de paranoia “opina” que lo persiguen, lo denuncia porque lo cree cierto. O espera que alguien más lo crea porque, por supuesto, lo que dice Benavides es mentira. Y se nota porque nadie se plega.,Existe el intento descarado e inútil de presentar a este gobierno como autoritario, dictatorial y hasta procomunista. Y esto último solo porque para el sector que repite estas mentiras el autoritarismo solo es malo cuando no está alineado con sus intereses o cuando no pueden influir en las decisiones políticas. O no todo lo que a ellos les gustaría. Por eso, para ellos, mientras les dieran por su lado, los delitos de Alberto Fujimori y su oprobiosa cooptación de todos los poderes del Estado se podían pasar por alto y hoy se les puede llamar errores. Pero, eso sí, ojo, el que se equivocó fue él, Fujimori. Los que lo vieron mandar matar, sobornar, extorsionar y cooptar y se quedaron calladitos, no. Ellos no se equivocaron. No fue un error reunirse a conspirar, jugar en pared con Montesinos en el SIN y alquilarle una avioneta para que se fugue. Y tanto no lo fue que Dionisio Romero fue elegido empresario del año por Confiep luego de que su caso fuera archivado por una jueza que, poco después, pasó a trabajar en una empresa del grupo… Romero. Ni siquiera fue un error cuando Roque Benavides -presidente de Confiep, ya en el año 2000- pidió a nombre de su gremio que fuera el propio Alberto Fujimori quien liderara “la transición”. Y esto, cuando todos habíamos visto los vladivideos y el gobierno autoritario de Fujimori se caía a pedazos. Solo dos meses después, Fujimori ordenó allanar la casa de la esposa de Montesinos, Trinidad Becerra, con un fiscal falso y con el hijo de Giampietri (más tarde vicepresidente de Alan García) y se robó una gran cantidad de cajas y maletas cuyo contenido desconocemos hasta hoy. No, eso no fue un error. Hay que decir, también, que se trata de un sector cada vez más viejo y más pequeño (y lo segundo por lo primero); uno que tiene problemas para ajustarse a nuevas narrativas y dinámicas políticas en las que, aunque siguen siendo los grandes ganadores y privilegiados, les jode que les hayan quitado el control remoto. O, más bien, que los hayan obligado a compartir el joystick. Para ellos es difícil incluso llamar errores a los delitos de Fujimori, pero han entendido que las formas en la democracia sí importan, sobre todo cuando hay gente mirando. Así que decir “Fujimori cometió excesos”, es como fajarse la panza, pintarse las canas y ponerse un bisoñé para verse más moderno. Con idéntico resultado. “No seamos ingenuos, lo que hay acá es una campaña de destrucción (contra el sector privado)”, dijo Roque Benavides en la última edición de CADE. Benavides es presidente del directorio de Minas Buenaventura que, en sociedad con Newmont Mining, es dueña de la mina de oro más importante de América Latina: Yanacocha. (Hay una historia en el Wall Street Journal sobre cómo el socio de Buenaventura se hizo con el control de Yanaocha gracias a Montesinos: https://goo.gl/NLtsxL). Benavides es, también y otra vez, el presidente de Confiep, el gremio de las empresas más grandes y poderosas del país, en cuya representación dijo que el sector privado está siendo perseguido. Nadie que no sufra de alguna forma de paranoia “opina” que lo persiguen, lo denuncia porque lo cree cierto. O espera que alguien más lo crea porque, por supuesto, lo que dice Benavides es mentira. Y se nota porque nadie se plega. Y es tan escandalosamente falsa la narrativa de la persecución que, hasta el expresidente del consejo de ministros y actual presidente del Consejo Privado de Competitividad, Fernando Zavala, -a quién se puede acusar de un montón de cosas menos de antiempresa o antifujimorista-, se vio obligado a quitar el cuerpo y a jalarle la alfombra en el programa más importante de RPP. “[…] hay que diferenciar a algunas personas que representan al sector empresarial versus IPAE y CADE […] no comparto suposición”, dijo, visiblemente incómodo. Lo propio hizo el presidente de CADE 2018, Gonzalo Aguirre, ante todo el auditorio: “Mi opinión, personal, es que no creo que haya una persecución (contra el sector privado)”. El 76% del empresariado reunido en CADE dice aprobar la gestión del presidente Martín Vizcarra. O les gusta que los persigan o sufren masivamente de Síndrome de Estocolomo: dicha aprobación es mucho más alta que la media nacional (57%). En líneas generales, el empresariado está con quien lo deje hacer plata. Aparentemente, ese es Vizcarra hoy. Ayer fue García, anteayer Fujimori. Si te vi no me acuerdo. No es sostenible, pero basta por ahora y hasta el referéndum. Y todo su lloriqueo, no pesa en la vida real.