La curiosa convocatoria de Keiko Fujimori para hablar.,Más de dos años después de dedicarse con entusiasmo a demoler la democracia, perforar la institucionalidad, promover leyes inconstitucionales, perseguir a presidentes, blindar a corruptos, acosar a periodistas y ejercer el poder con prepotencia, y justo un día antes de la audiencia sobre su prisión preventiva, Keiko Fujimori lanzó un mensaje en el que le solicitó a su bancada que inicie un diálogo con todas las agrupaciones políticas. Es broma de mal gusto que el llamado lo haga, recién con la soga al cuello, quien se creyó el centro del universo con el derecho a hacer lo que quería. También, que se lo pidiera a la corte de adulones con que se rodeó y a los que mangoneaba hasta la humillación, los cuales, a su vez, pretendían replicar ese maltrato al resto de la comunidad política. No obstante el fundamento para la desconfianza, por el comportamiento traicionero de Keiko Fujimori y de su bancada, el presidente Martín Vizcarra debería convocar al diálogo como señal de un tiempo nuevo, en busca de acuerdos mínimos de gobernabilidad. No porque la convoque FP que ya está fragmentada y en busca de un liderazgo que Keiko Fujimori fue incapaz de dar pues su única agenda eran su interés personal, sus juicios y su pataleta sin fin. Eso se cayó ante la contundencia de su propio desatino. Menos porque lo solicite su socio el Apra, el penoso furgón de cola del fujimorismo. El fujiaprismo es hoy un pollo sin cabeza dando vueltas. Pero hasta con esos pollos sin cabeza se debe dialogar, empezando por las otras agrupaciones que no se subieron a la comparsa de Keiko Fujimori, pues el país merece un espacio de mayor tranquilidad para pensar mejor su futuro, en el marco de relaciones de respeto entre las agrupaciones, y no como las quería imponer el partido de las Letonas, Becerriles, Alcortas, Betetas, Aramayos, Bartras, Torres, pobre gente que hasta para aplaudir al presidente necesitaban permiso de la misma patrona que hoy les encarga un diálogo que nunca quisieron porque sintieron que tenían todo el poder que requerían. Hasta con ellos se debe hoy dialogar, con el fin de sacar adelante una agenda para la gobernabilidad peruana, pero con un primer punto indispensable e innegociable: el fiscal-chaleco del fujiaprismo, Pedro Chávarry, se debe ir cuanto antes pues su presencia en el Ministerio Público constituye un obstáculo clave para empezar a reconstruir la justicia peruana, pues su misión solo es blindar a Keiko Fujimori y Alan García, y perseguir a quienes ellos lo ordenen.