Keiko Fujimori se farreó el capital político que tuvo.,En la peor crisis de su historia, se puede preguntar si es oportuno el Réquiem naranja, y eso hizo 3D –el programa de opinión política de RTV– esta semana: ‘FP, ¿es el fin?’. La columna publicada aquí hace trece días, justo el día en que la jefa de FP era detenida por primera vez, se tituló ‘¿Cuándo se jodió Keiko Fujimori?’. La respuesta entonces fue: cuando no tuvo grandeza en la derrota ni tolerancia para esperar su momento, así como cuando se rodeó de un grupo mediocre con tanta necesidad de venganza como ella. Siete días después,Keiko Fujimori logró la anulación de la prisión preliminar, pero ahora el panorama es más oscuro aún, y mañana podría recibir una prisión provisional más larga. Pero eso es solo parte del drama. La crisis hoy es mucho más profunda por la confluencia de varios otros problemas, uno peor que el otro, algunas de cuyas expresiones son: El presidente del congreso Daniel Salaverry pide una licencia a FP que parece despedida y, en breve, se irían varios más; serían 30; 5 congresistas de FP toman contacto con el presidente Vizcarra para conversar sobre gobernabilidad sin avisarle a su jefa; el juez Richard Concepción Carhuancho decidirá mañana si Keiko Fujimori y 12 miembros de FP vuelven a prisión; investigan en total a 49 personas; Keiko Fujimori no descarta que el congresista Rolando Reátegui sea colaborador eficaz, y este no lo niega; y el presidente Vizcarra observó ‘ley Fujimori’ por tener nombre propio y favorecer a violadores de DDHH. Quizá no sea aún el fin de FP, pero este partido no volverá a ser lo que fue hasta hace poco, cuando alcanzó la mitad del voto presidencial y un control del congreso pocas veces visto. Entonces, Keiko Fujimori tuvo la oportunidad de hacer una gran oposición constructiva –como la que hoy dice que quiere hacer, pero cuando ya nadie le cree–, lo que la habría catapultado a la presidencia en 2021. En vez, se dedicó a demoler instituciones, a vincularse con mafias, a blindar a corruptos, a reponer a matones como Jibaja, a destruir gobiernos para someterlos. Queriendo demoler lo que pasaba cerca de ella, a Keiko le cayó encima toda la demolición. Ahora, ella se ha dedicado a dar entrevistas con desesperación, sin ninguna capacidad de autocrítica y echándole toda la culpa a su bancada además de jueces, fiscal y periodistas. Por irresponsables, inescrupulosos y arrogantes, Keiko Fujimori y su círculo cercano se farrearon el capital político que tenían hace solo dos años, llevando a FP a su crisis más grave y con el riesgo creciente de terminar.