Nunca en la historia del Perú ha existido un flujo inmigratorio sostenido de esta magnitud. Destaca, por ello, la seriedad con la que varias instituciones públicas vienen actuando en varios ámbitos. ,Hay decisiones desgarradoras y difíciles que se toman sólo en situaciones límite. Ninguna mujer, por ejemplo, resuelve ligeramente someterse a un aborto; la decisión sigue a dolorosas disyuntivas y cavilaciones. Guardando las distancias, decidirse a dejar el terruño, dejándolo todo –acaso una madre, casa, amistades y el hábitat cotidiano– porque las condiciones en la patria se pueden haber vuelto insostenibles, tampoco es algo que se resuelve a la ligera. Así, por cada uno de los aproximadamente 450,000 venezolanos(as) que han llegado al Perú hay igual cantidad de historias dramáticas y esperanza así como de necesidades de respuesta. Destacan en todo esto varios asuntos fundamentales. Lo primero es constatar que pese a lo que podríamos llamar “eructos” xenófobos, como penosas barbaridades dichas por Belmont, candidato a alcalde de Lima, felizmente no es esa una corriente prevaleciente. Viendo la espiral de racismo y xenofobia hoy imperante en países europeos ricos, como Alemania o Italia, este es un punto a destacar. Vale anotar que los medios de comunicación en su gran mayoría no han dado acogida a reacciones extremistas; es de esperar que así siga siendo. Son aisladas –y sólo de algunas redes sociales– las burdas mentiras de que los venezolanos “llenan” las cárceles peruanas o que votarán en las elecciones regionales del 7 de octubre. Dada la velocidad multiplicadora con la que el extremismo usa las redes sociales, este un asunto, sin embargo, al que hay que seguir prestando atención. Nunca en la historia del Perú ha existido un flujo inmigratorio sostenido de esta magnitud. Destaca, por ello, la seriedad con la que varias instituciones públicas vienen actuando en varios ámbitos. Uno es el de la cuestión laboral y el desempeño del Ministerio de Trabajo. Pese a la tarjeta PTP (Permiso Temporal de Permanencia), que permite la permanencia y trabajo, que han recibido la mayoría de venezolanos que han llegado al Perú, preocupa en el ministerio la pequeña proporción que aparece con contrato de trabajo en las planillas registradas en el Ministerio. Una cantidad de menos de 10 mil dentro de una masa de ingresantes que supera las 400,000 personas puede indicar varias cosas. De un lado, que una proporción importante podría estarse generando ingresos lícitos en el autoempleo (venta ambulatoria, servicios informales, etc.). En segundo lugar puede haber empleadores que se aprovechan de la precariedad y necesidad de los inmigrantes y no cumplen la legislación laboral. Pero también –ojo– podría indicar que una porción se podría haber integrado por necesidad a la economía extralegal, trabajos en night clubs, servicios sexuales, etc. Dada las complejidades de esta problemática, se entrecruzan competencias y responsabilidades de varios sectores gubernamentales. Además del Ministerio de Trabajo, un sector fundamental es el Ministerio del Interior y la atención que se sabe ya está prestando al tema de la trata y tráfico ilícito de personas. Pero se podría hacer más, con campañas informativas y de prevención, así como mejorando los mecanismos de coordinación con el Ministerio Público. También es crucial el papel del Ministerio de la Mujer; en particular de los Centros de Emergencia Mujer –CEM– que dan atención legal, psicológica y social a mujeres que sufren violencia de género. Dentro de las mujeres extranjeras atendidas las venezolanas ocupan, desde el 2017, el primer lugar. La cifra viene aumentando exponencialmente pero los recursos son muy limitados por lo que el déficit en atención ya es un problema. Lo dicho apunta a tres conclusiones claras. Una: se está respondiendo institucionalmente, aunque con limitaciones. Dos: es urgente afinar y mejorar las capacidades de coordinación interinstitucional dándole el peso político que corresponde. Tres: faltan recursos. Por mucho menos, en otras situaciones los países han recibido cooperación masiva de la comunidad internacional. Urgen pasos gubernamentales claros en esa dirección.