Tania reivindica su identidad quechua, su lengua y la vestimenta tradicional; y trabaja desde hace muchos años por la inclusión social de los pueblos indígenas. Lo hace desde el 2016 en el Congreso.,No sé a ustedes, pero a mí todavía no se me quita el susto de haber escuchado hace un tiempo a la expresidenta de la Comisión de la Mujer del Congreso, la parlamentaria de Fuerza Popular (de qué otro partido iba a ser) Maritza García, afirmar que existen “agresores sanos”, “hombres normales” que son empujados al feminicidio por mujeres bocaflojas que “sin querer queriendo” se atreven a decirles que ya no los quieren, que les han puesto los cuernos, que quieren a otros. Esas son culpables de sus asesinatos, claro... Ya sabemos que el opresor no sería tan fuerte si no tuviera cómplices entre los propios oprimidos. Pero eso ha quedado atrás, por fin tenemos algo que celebrar en el congreso más impopular de nuestra historia. La congresista de Nuevo Perú, Tania Pariona, acaba de asumir la presidencia de la Comisión de Mujer (no de “la familia”, como querrían que se llamara los religiosos estos que llenan de cruces los curules, para quienes la palabra mujer va con hijos, marido y cocina). Nacida en Cayara, Ayacucho, tenía 4 años cuando el Ejército perpetró una de las matanzas más escalofriantes que se recuerde en una comunidad ayacuchana. Hace poco declaraba: “Yo he vivido en carne propia cómo hay que lidiar con estereotipos: que, por ser mujeres, no podemos gritar como los hombres y te van relegando, no te dan la palabra, creen que, porque estás solita, tu opinión no importa”. Tania reivindica su identidad quechua, su lengua y la vestimenta tradicional; y trabaja desde hace muchos años por la inclusión social de los pueblos indígenas. Lo hace desde el 2016 en el Congreso, representando en especial a la mujer indígena, andina y amazónica. Y como flamante presidenta de esa Comisión ha anunciado ya su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres, por acceso a la justicia, participación política y una vida libre de violencias. Hoy más que nunca su puesto es clave y su responsabilidad histórica. Las peruanas tenemos la suerte de tener por fin una verdadera aliada en el Congreso de la República.