Es tan sólida la mole patriarcal que les cierra el paso, que las mujeres han tenido que doblegar esfuerzos, politizarse, sacarle tiempo extra al trabajo, a los cuidados, a sus cuartos propios y poner en marcha diversas estrategias de activismo.,Llevan tiempo con la monserga de que las mujeres que defienden sus derechos son unas talibanas dispuestas a reventar la cultura, la reputación de grandes hombres, las leyes y hasta la vida. Y me temo que es verdad: pero lo que quieren reventar es la cultura machista, a los machos violentos escudados en su prestigio, a las leyes patriarcales y el monopolio religioso sobre lo que es la vida. Es tan sólida la mole patriarcal que les cierra el paso, que las mujeres han tenido que doblegar esfuerzos, politizarse, sacarle tiempo extra al trabajo, a los cuidados, a sus cuartos propios y poner en marcha diversas estrategias de activismo, desde la organización en redes, la movilización en las calles, el trabajo autónomo o partidario, dentro o fuera de las instituciones, el periodismo militante... El trabajo ha empezado a dar frutos. Las feministas no exageraban: los reclamos de las mujeres que gritan contra la justicia patriarcal –denuncias como la de Arlette Contreras sobre el entrampamiento de todos sus intentos de hacerse justicia– se ven refrendados hoy. Una investigación periodística que prueba casos de corrupción, ha desenmascarado a la vez a los jueces de este país como operarios del machismo institucional, usuarios repugnantes de niñas y mujeres, tratadas como botines sexuales en sus oscuras transacciones. La realidad ha acabado por dar la razón al discurso feminista. Pero lo que acaba de pasar en Argentina nos da la medida de la ferocidad que requiere esta lucha. En el Perú ya lo vivimos con la campaña por la unión civil, también tumbada por los carcas. Hoy miles de mujeres lloran de rabia al tiempo de que una decena de encorbatados se frotan las manos. Pero no por mucho tiempo. Las argentinas volverán a intentarlo el año que viene. En el Perú este sábado 11 de agosto saldrán a marchar contra las instituciones que no solo no las representan, sino que las niegan, maltratan y asesinan cada día. Y si esta vez tampoco hay ley, a la mierda la ley, porque habrá misoprostol y justicia feminista para tod@s.