El tribunal del Callao rechazó todas las peticiones, excepto la del peruano Hugo Díaz Lozano. Fue el único que salió en libertad. Tenía padrino.,Nada es casual en el mundo de la mafia. El 24 de febrero de 2005, la policía antidrogas capturó a seis mexicanos, seis colombianos y a cuatro peruanos, que tenían listo un alijo de 800 kilos de cocaína para enviarlo a México. Los agentes de la Dirección Antidrogas los había seguido durante varios meses, filmaron cada una de sus reuniones clandestinas y los pases de dinero para el financiamiento, y ubicaron los lugares donde ocultaban la droga. El operativo “Tres Ases” resultó espectacular. Cuando los narcotraficantes fueron puestos a disposición de la justicia, todos solicitaron libertad condicional mientras durara el proceso. El tribunal del Callao rechazó todas las peticiones, excepto la del peruano Hugo Díaz Lozano. Fue el único que salió en libertad. Tenía padrino. El narcotraficante era hijo del médico que lleva su mismo nombre y apellidos, Hugo Díaz Lozano, conocido por su filiación aprista y haber sido el fundador de las “Boticas del Pueblo”, algunos de cuyos locales inauguró en su campaña presidencial de 2006 el exmandatario Alan García, como registran los archivos fotográficos. En su declaración judicial, el cabecilla de la banda, el peruano nacionalizado colombiano Rubén Ríos Rengifo, declaró que su cómplice Hugo Díaz intercedió para que su madre fuera internada en el hospital Rebagliati, cuyo director era entonces su padre. Y precisó que Díaz era una persona con mucha influencia en el gobierno aprista. “No te metas con Hugo Díaz, vas a perder”, me dijo uno de los abogados de los “Tres Ases”: “Yo te ofrezco otros casos de narcotráfico más espectaculares para que los publiques, pero deja a un lado a Díaz”. Rechacé la propuesta, pero el letrado intentó ser más convincente lanzando una amenaza: “Díaz nunca va a ir preso, yo sé lo que te digo. Ya está arreglado. No insistas o vas a recibir plomo”. En 2008, cuando la Corte Suprema estaba por resolver la detención y encarcelamiento de Hugo Díaz, un sujeto domiciliado en la calle Renovación, en La Victoria, notificó que había fallecido de un ataque al corazón. El abogado de la mafia tuvo razón: el narcotraficante nunca fue a prisión. Hugo Díaz Lozano nunca debió ser sido liberado, pero los jueces chalacos hicieron lo imposible. El presidente de la Corte del Callao en el momento en que Díaz salió de cárcel a pesar de las contundentes evidencias, era Gastón Molina Huamán. Luego de pasar al retiro, Molina se convirtió en abogado de mafiosos y formaba parte de “Los Cuellos Blancos del Puerto” que lideraba otro expresidente de la Corte del Callao, Walter Ríos Montalvo. Nada es casual en el mundo de la mafia.