Y la presión estará sobre el presidente del TC, Ernesto Blume.,El Tribunal Constitucional (TC) pareciera haber entrado, tras una fuerte turbulencia por el intento de un grupo de magistrados de defenestrar a unos de sus colegas, en un momento de relativa tranquilidad, pero esto solo es calma chicha. Aun cuando no hay mucho ruido en este momento, ahí siguen ocurriendo hechos relevantes y es, precisamente, en esos instantes cuando hay que prestar mayor atención a lo que está pasando en la Casa de Pilatos. Así se le conoce a la sede limeña del TC, una antigua casona de fines del siglo XVI que le debe su nombre al parecido con un caserón con el mismo nombre ubicado en Sevilla. Lo cierto es que esa casona del jirón Ancash es hoy un epicentro de la política peruana, que es lo que suele ocurrir cuando los políticos toman decisiones controversiales con el fin de poner en marcha sus planes políticos y que, de vez en cuando, se salen del marco constitucional. Es entonces que, como ocurrió durante el gobierno de Alberto Fujimori cuando se tensó la situación en el TC y se defenestró a tres magistrados, el órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad del país se convierte en el epicentro de la política nacional, que es lo que está ocurriendo hoy con el desempeño del fujiaprismo de Keiko Fujimori y de Alan García, al legislar con espíritu de venganza, de driblear sus enredos judiciales, y de facilitar su futuro político. Entre los temas calientes están la ‘ley Mulder’ para prohibir la publicidad estatal, y la ‘ley de bancada mixta’ aprobada por FP como respuesta al fallo del TC que declaró en parte inconstitucional la ‘ley antitránsfuga’. Eso para solo hablar de algunos casos que están ahora, pero es obvio que FP tiene en cartera varias iniciativas adicionales, no descartándose la barbaridad de una reforma constitucional para eliminar la segunda vuelta o, al menos, anularla si en primera vuelta un candidato alcanza un determinado porcentaje. El objetivo obvio no sería otro que ayudar a Keiko Fujimori a ganar la elección 2021. El balance de ideas en el TC pone, por un lado, a Manuel Miranda, Carlos Ramos, Marianella Ledesma y Eloy Espinosa-Saldaña; y, por el otro, al par de magistrados muy alineados con FP: Augusto Ferrero y José Luis Sardón. Lo cual pone al presidente del TC, Ernesto Blume Fortini, en el centro de las presiones pues, para declarar inconstitucional una ley no solo se requiere mayoría sino cinco votos. Veremos qué pasa y si Blume resiste la presión, que viene con todo desde el fujiaprismo, en Casa de Pilatos.