Un giro valioso y valiente que debe ser respaldado.,Cuando el fujiaprismo lanza un embate contra la institucionalidad, es valiosa la posición que ha empezado a mostrar el presidente Martín Vizcarra para honrar la más importante de sus funciones: cumplir y hacer cumplir la constitución. Esto incluye el intento de impedir que la SBS supervise a las cooperativas de ahorro y crédito, esfuerzo en el que al final FP tuvo que claudicar y treparse al bando contrario para eludir el tremendo escándalo de haber sido desnudada, ante todo el país, su intención subalterna inicial. Lo positivo es que el presidente Vizcarra realizó, antes de la votación, una declaración contundente a favor de que la SBS supervise a las cooperativas, a contrapelo de lo que era una posición sólida de Fuerza Popular. Pero el embate principal de estos días busca el allanamiento del terreno institucional para facilitar su desempeño electoral futuro. No ha sido la única iniciativa antidemocrática del fujiaprismo en estos días. Están, por ejemplo, desde la idea absurda para evitar la apología del terrorismo en las películas peruanas –como si ya no hubiera una norma general sobre el tema–; la formación de un grupo parlamentario que, con el biombo de una supuesta ayuda, pretende desarmar el Lugar de la Memoria; o la reactivación del proyecto sobre candidatos y años de militancia que solo es el camuflaje para sacar de la competencia a Julio Guzmán y Verónika Mendoza. No debiera sorprender que este embate fujiaprista llegue a incluir petardos como una reforma constitucional para, con el biombo de la austeridad, eliminar la segunda vuelta que Keiko Fujimori nunca pudo ganar. Pero la expresión principal en estos días del intento de legislar con venganza y con el interés particular de atacar a quienes incomodan al fujiaprismo, es el proyecto para prohibir la publicidad estatal aprobada ayer por el Congreso mientras esta columna era enviada a La República. En ese caso, es valiosa la declaración previa del presidente Vizcarra para oponerse a la Ley Mulder, por inconstitucional, y anunciar que su promulgación lo llevaría a plantear una demanda ante el TC. Para un presidente que ha tenido una actitud timorata frente al congreso, sus posiciones recientes significan un giro valioso pues, sin que se le pida, en modo alguno, un espíritu de confrontación con el congreso, sí requiere desarrollar su mandato con dignidad gracias a un apego a los principios en vez de solo durar a cambio de satisfacer intereses subalternos e inconstitucionales del fujiaprismo.