Concepción y Juárez desprestigian a la justicia.,La presencia de un fiscal como Germán Juárez Atoche en el ministerio público o del juez Richard Concepción Carhuancho en el poder judicial constituye una expresión de la podredumbre que, lamentablemente, abunda en la justicia peruana, capaz de perpetrar cualquier barbaridad. Hay amplio consenso en que es justamente una barbaridad lo que han hecho Juárez con su solicitud para incautar la vivienda de Ollanta Humala, y Concepción al otorgarla. Es una decisión que parece motivada, en el mejor de los casos, por una venganza por la enmendada de plana que les hizo el TC; y, en el peor, por otras razones subalternas. Es poco probable que un fiscal y un juez se lancen con una sentencia que es un mamarracho si no tienen el respaldo de algún sector político. Pero es tan absurdo lo que han hecho Juárez y Concepción, que han debido recular al día siguiente. Por supuesto que un juez y un fiscal deben tener autonomía para resolver a conciencia de acuerdo a la ley, pero esta debe ejercerse de acuerdo con criterios estándares que no acaben proyectando la señal de que todo depende de con quién se trata. Antes de empezar un mundial de fútbol, la FIFA reúne a todos los árbitros que van a participar para acordar criterios sobre cómo aplicar el reglamento con el fin de que, sin afectar el uso de su propia convicción en cada jugada dudosa, resuelvan de manera que los aficionados no se queden con la idea de que todo depende de quién juega. Por eso, es penoso, por ejemplo, que se acepte sin mayor problema que puede haber un juez ‘canero’, sin preguntarse si le conviene a la sociedad tener a un sicario con toga y chaveta resolviendo sus problemas psicológicos —o económicos— metiendo presa a la gente sin un fundamento real. Y eso funciona con un Consejo Nacional de la Magistratura que es una verdadera vergüenza para el país porque es manejado con cualquier criterio menos que el de tener buenos jueces y fiscales. Respeto al presidente del PJ Duberlí Rodríguez, y al fiscal de la nación Pablo Sánchez, pero tener en sus instituciones a badulaques como Juárez y Concepción es una expresión penosa de falta de liderazgo. Es un problema tremendamente perjudicial para los ciudadanos y las empresas, pues transmite la señal de que la justicia en el Perú es manejada por unos mequetrefes al servicio de intereses subalternos que son capaces de perpetrar cualquier barbaridad, como sicarios con toga y chaveta.