Luego de esta faena Kenji Fujimori deja de ser visto con un transfujimorista, una parte importante de sus activos políticos.,El mutis de Kenji Fujimori ante el fiscal José Domingo Pérez es sorprendente, pero explicable. Quizás tenía algo que decir sobre lavado de activos en Fuerza Popular, pero luego lo pensó dos veces y optó por el silencio. En eso puede haber influido una reciente declaración de su padre, esperanzado en que los hermanos se reconcilien. Quizás Kenji Fujimori simplemente calculó que guardarse sus secretos lo puede salvar del desafuero con que lo tiene amenazado FP. Después de todo, los destapes que ya ha aportado no le han hecho realmente mella alguna a FP, y el silencio ante el fiscal es la manera de retomar el diálogo. Hasta el momento FP no se lo ha agradecido, y el fiscal mucho menos. Otro cálculo de Kenji Fujimori puede haber sido que pasar a ser el gran acusador de FP podía poner en peligro la libertad de Alberto Fujimori, todavía algo pendiente de diversas consideraciones legales. Obviamente el gobierno preferiría su buena relación con FP antes que una defensa del indulto. Así también podría explicarse la actitud reconciliadora del padre. La cosa va más allá, pues lo que hemos llamado silencio es en realidad una negación su posición anterior. Así, sus denuncias no han sido, afirma, hechos conocidos por él, sino datos recogidos al paso, desde diversos medios de prensa. Lo cual termina siendo una suerte de burla al fiscal, quien salió del interrogatorio sobre lavado de activos con las manos vacías. Luego de esta faena Kenji Fujimori deja de ser visto como un transfujimorista, una parte importante de sus activos políticos. Incluso no queda muy claro como qué va a empezar a ser visto. Mucho dependerá de si se mantiene en FP o de si avanza con el anuncia de hacer un partido. Visto desde el 2018, ninguno de los caminos parece llevar a la presidencia. Lo sucedido con Kenji Fujimori en cierto modo aporta un testigo a la inocencia de FP, pero es poco probable que influya en la marcha del aparato judicial movilizado en torno a sospechas que son de todos conocidas. Una olla a la que a la larga podrían entrar incluso los fondos de campaña del propio Kenji Fujimori.