Para el país muy rápidamente se impone la evidencia de que el cambio de personas, aún si se trata del Presidente y su gabinete ministerial, no constituye de por sí la solución a los problemas acumulados.,Es positivo para la imagen internacional del Perú que la Cumbre de las Américas, que tiene como puntos fundamentales de su agenda la gobernabilidad y la lucha contra la corrupción, no sea presidida por un mandatario como Pedro Pablo Kuczynski. Es hondamente sintomático que ningún gobierno amigo del Perú protestara o expresara su incomodidad por su salida de la presidencia, y que más bien esta fuera calificada como un ejemplo de resolución exitosa de una severa crisis de gobernabilidad. Para el país muy rápidamente se impone la evidencia de que el cambio de personas, aún si se trata del Presidente y su gabinete ministerial, no constituye de por sí la solución a los problemas acumulados. La constitución del gabinete del premier César Villanueva constituye el más importante indicador para especular sobre hacia adonde pretende ir el nuevo gobierno. En una primera lectura, se ha intentado darle gusto a todo el mundo: ministros conservadores y ortodoxamente neoliberales en el manejo económico, técnicos con logros políticos que exhibir para comunicarse con las regiones, y “progres” de las carteras sociales; lo suficiente para que desde la izquierda se le califique de gabinete pro fujimorista y desde la derecha de subir a bordo a los rojos. Lo que al parecer se mantendrá constante son los intentos de aplacar el movimiento social embalsado con diálogos, mesas de concertación y promesas, que chocaran con los límites impuestos por la política económica que anuncia Jaime Tuesta, el ministro de Economía y Finanzas. Tuesta considera que la medida fundamental para alcanzar un crecimiento del 5% para el 2021 (esa es la meta que ha anunciado) es reducir la incertidumbre y dar “señales positivas” a los agentes económicos. Cuando un ministro de economía, y especialmente de la escuela de Luis Carranza, como Tuesta, habla de los agentes económicos a tranquilizar no se refiere a los trabajadores y sus demandas reivindicativas sino a los inversionistas y sus expectativas de medidas favorables, que no “desalienten” la inversión. Un tema harto delicado en los tiempos de Lava Jato. Por si se ha olvidado, Pedro Pablo Kuczynski fue obligado a renunciar a la presidencia bajo las banderas de la lucha contra la corrupción. Es bueno recordarlo en la semana en que el congresista Moisés Mamani, el protagonista de la emboscada en que se grabó a su entorno y presuntamente hasta a PPK intentando comprar votos contra la vacancia, es señalado por la Fiscalía de Juliaca como el cabecilla de una banda dedicada al lavado de activos, compuesta por 52 personas acusadas de ser sus testaferros en la constitución de empresas creadas por terceros, de las cuales él terminaba siendo el representante o gerente. Parte de esas empresas eran inscritas en Registros Públicos, obtenían su RUC y luego de un tiempo eran dadas de baja. “No es una operación normal, afirma una fuente de la fiscalía consultada por La República. Estamos ante una organización con negocios oscuros y peligrosos”. Ya el abogado defensor de Mamani adelantó que este no responderá a la citación de la fiscalía amparándose en su inmunidad parlamentaria. Definitivamente tiene una amplia justificación la medida que la bancada de Nuevo Perú presentó hace un año, y que la Comisión de Constitución no pone a debate, solicitando la anulación de la inmunidad parlamentaria, que en un parlamento poblado de corruptos se ha constituido en un instrumento al servicio de la impunidad de los delincuentes. Para continuar con la tragicomedia, el programa Cuarto Poder demostró que los profesores que la congresista fujimorista Yesenia Ponce -la de los compañeros de estudios fantasmas- aseguró que le enseñaron en secundaria no existen, o no nunca la han visto, y, claro, no son docentes; uno de ellos vende productos para mascotas. Pero por supuesto la Comisión de Ética, controlada por los fujimoristas, ya la declaró inocente. Y los Mamani Videos, que se trajeron abajo a PPK, se han convertido en un bumerán que golpea a sus autores, los partidarios de Keiko. Declaraciones de Kenji Fujimori grabadas, asegurando que Odebrecht entregó dinero a los parlamentarios Letona, Galarreta y Alcorta han provocado un inmediato desmentido de los aludidos y un condimentado menú de epítetos para calificar al hermanito menor de la dinastía: desde “corrupto”, hasta “mal nacido”, “miserable” y “pobre diablo”, en la declaración de la inimitable Lourdes Alcorta. Queda en el tintero el parlamentario fujimorista descubierto como socio empresarial de un alto capo del narcotráfico, la amenaza de Kenji de decir todo lo que sabe sobre Keiko, cuando amenazan con desaforarlo, etc. Como diría Martín Adán, el Perú ha vuelto a la normalidad.