¿Por qué todos aplauden a Vizcarra y hasta cuándo?,Si el aplausómetro midiera el cariño verdadero, no habría duda de que Martín Vizcarra llega a Palacio en condiciones inmejorables, pero es obvio que su camino hasta el 2021 como presidente no está ni siquiera empedrado de buenas intenciones. Si fueran sinceros los aplausos con que los congresistas de todas las bancadas recibieron e interrumpieron su mensaje inaugural, Vizcarra contaría con unas condiciones inmejorables para hacer una gran presidencia, porque es evidente que el obstáculo principal de su antecesor fue una relación envenenada con el congreso. ¿Qué ha cambiado, realmente, entre las presidencias de Vizcarra y Pedro Pablo Kuczynski para que ahora el futuro sea visto con tanta ilusión por quienes tenían el puñal en la mano hasta hace pocos días, o andaban muy asustados por el desenlace de la trifulca política? Por un lado, los mercados han recibido con mucho entusiasmo la llegada de Vizcarra a Palacio —bolsa al alza, tipo de cambio cae— pues ya habían internalizado que ese era el mejor escenario futuro en vez de la continuidad del culebrón de la caída de PPK que estaba paralizando el país, o de un adelanto electoral con toda la incertidumbre que eso supone, y que el nuevo presidente traería una mayor estabilidad política —indispensable para la inversión— por una mejor relación con el congreso. Las señales de esa mejor relación de la nueva presidencia con el congreso son evidentes y curiosas. Víctor Andrés García Belaunde ya no se acuerda en sus intervenciones de estos días cuando trataba a Vizcarra de incapaz y deshonesto a propósito del proyecto de Chinchero, y Javier Velásquez Quesquén dice que no es posible que el país tenga tres ministros de educación en año y medio, olvidando que ellos con Fuerza Popular se bajaron a dos de ellos. Más allá de los discursos anticorrupción usados para justificar la salida de PPK —en los que nadie cree pues se sabe que esto a los partidos les interesa un pepino—, la caída de Kuczynski satisface a varias agrupaciones por motivos distintos. Keiko Fujimori, por ejemplo, sació con la presión de Fuerza Popular su sed de venganza, y las izquierdas sancionaron el indulto a Alberto Fujimori y se recolocan para las elecciones que vienen. Además, la opinión pública vería con muy malos ojos que con Vizcarra siga el apanado del congreso. Por ello, hoy hay una competencia de la bancada que más aplaude. ¿Por cuánto tiempo? Ojalá fuera por bastante, pero sería ingenuo creer que este ‘modo amigable’ va a durar mucho.