El desgano no debe vencer porque la tormenta aún no termina, sobre todo cuando la cadena de hechos que llevaron al inevitable desplome del gobierno nació, principalmente, de una disputa por el poder que continua.,El funcionario explicando al detalle la manera en que un congresista puede ganar rapidito, sin hacer nada, 5 palos; los siniestros avengers ofreciendo puestos de trabajo, contratos, obras y almuerzos de la CSM en Palacio de Gobierno; el ministro negociando por lo bajo y tratando como gamonal a un congresista-topo en plena operación de emboscada; ese mismo ministro luego negando todo respaldado por la ministra que le mintió con descaro al país tres meses antes; dos hermanos lanzándose mutuamente a la hoguera para ampliar su cuota de poder; políticos que ahora nos quieren hacer creer que siempre estuvieron del lado de la política limpia; un presidente que se va sin reconocer responsabilidades ni la traición que tuvo hacia quienes lo llevaron al gobierno. Un país dejado a su suerte. Las imágenes que han ilustrado estos dos últimos días han sido devastadoras y evidencian que la descomposición política penetra por todos lados. Revela también la inestabilidad de nuestro sistema democrático y la vigencia de una práctica nociva que consiste en despilfarrar el dinero público a cambio de favores políticos y obediencias parlamentarias. Pero lo más peligro es que no es la primera vez que esto sucede, de ahí que el riesgo de desarrollar una inmunidad a las decepciones políticas sea más alto todavía, haciéndonos creer que no existe forma alguna de que las cosas cambien y que todo seguirá así de mal para siempre. El desgano no debe vencer porque la tormenta aún no termina, sobre todo cuando la cadena de hechos que llevaron al inevitable desplome del gobierno nació, principalmente, de una disputa por el poder que continua. La decepción que nos embarga debe ser combustible para estimular el cambio positivo. Desde nuestros espacios, todos estamos llamados a ser parte del grupo de líderes que nuestro país necesita, firmes, comprometidos y vigilantes.