El Perú tiene un déficit de alrededor de 200 mil profesionales técnicos y no parece que hacerles trabajar gratis solucione esta realidad.,Jorge Barata viene respondiendo a fiscales peruanos como testigo en el marco de un acuerdo de cooperación internacional por los casos de Ollanta Humala y Keiko Fujimori. El Congreso también ha querido meter su cuchara y el resultado ha sido lamrntable. Solo seis de las cientonueve preguntas que la Comisión Lava Jato le planteó a Jorge Barata son acerca de Keiko Fujimori. Solo seis, de las cuales cuatro fueron incluidas por el congresista del Frente Amplio Humberto Morales ya que la congresista Bartra, que preside este grupo de trabajo, solo había consignado dos. Por si esto no fuera poco, el pliego interrogatorio fue alcanzado recién este pasado lunes al Ministerio Público. Preguntas que se entregan un lunes para un interrogatorio los días martes y miércoles que estaba pactado hace meses... Qué vergüenza. Definitivamente dudo que estas preguntas hayan podido llegar hasta Barata; sin embargo, esta falta de seriedad en el trabajo viene caracterizando la carrera de Bartra como congresista. Recordemos que su falta de imparcialidad se vio al descubierto cuando intentó obstaculizar el trabajo de los fiscales a cargo del allanamiento a los locales de Fuerza Popular. Grabó a un fiscal y se excusó luego en el Congreso, mintiendo para que no la sacaran de la presidencia de la Comisión Lava Jato. Pero como si fuera poca tamaña parcialización con el fujimorismo de Keiko, ahora la señora congresista muestra una prepotente actitud en su propuesta que atañe a estudiantes de los institutos del país. No solo llama “terroristas” a los que discrepan con su lógica, sino que se contradice y es así como termina por retirar una propuesta sin pies ni cabeza. Propuesta que obvia las modalidades de las que ya pueden participar los estudiantes según la ley actual -como prácticas, pasantías, entre otras-, todas remuneradas así sea con ínfimos porcentajes calculados en base a la Remuneración Mínima Vital. La congresista dice que no es trabajo, que tampoco es práctica, que es “experiencia formativa en situaciones reales” y que busca trasladar la clase a una empresa. No conozco profesores a disposición ni empresas que vayan a querer “dar las clases”. De hecho, la propuesta va contra la posibilidad de que más bien el Estado se empiece a preocupar por los institutos y les provea de mayores herramientas a la hora de cumplir con su propósito: formar. Esta experiencia de la que habla Bartra debería proporcionarla el mismo instituto. No puede ser que alguien vaya a estudiar cocina (ejemplo puesto por la misma Bartra) y tenga que ir a un restaurante para poder aprender cómo se maneja una cocina. De todos modos, pareciera que no se hizo un análisis de cuáles son las carreras mayormente solicitadas en los institutos del país. El Perú tiene un déficit de alrededor de 200 mil profesionales técnicos y no parece que hacerles trabajar gratis solucione esta realidad.