Más evidencia del mal uso de la comisión Lava Jato.,La comisión Lava Jato del congreso volvió a evidenciar ayer que su objetivo no es investigar para ayudar a llegar a la verdad en este gran caso de corrupción con el fin de contribuir con la justicia, sino usarla como chaira política para perseguir a quienes Fuerza Popular -que controla este grupo parlamentario- cree que son sus rivales políticos y para blindar y proteger a sus integrantes. Es lo que ocurrió ayer, de manera escandalosa, en la sesión en la que se interrogó a ex integrantes del directorio de la empresa Graña y Montero, empezando por José Chlimper, quien es secretario general de Fuerza Popular desde que debió reemplazar a Joaquín Ramírez luego de que se revelarán las investigaciones que le hacen por lavado de dinero. Debe ser su condición de secretario general del partido presidido por Keiko Fujimori lo que podría explicar la presencia en la sesión de ayer de la comisión Lava Jato no solo de los parlamentarios de Fuerza Popular que integran ese grupo de trabajo -Rosa Bartra, que la preside, y Karina Beteta- sino, también, de Lourdes Alcorta -que sí suele participar regularmente-, además de Alejandra Aramayo y Daniel Salaverry. Cualquier congresista tiene derecho a asistir a cualquier comisión del parlamento aún si no la integra e, incluso, a participar en la misma aunque no a votar en ella. Lo que sí parece insólito es que, en lugar de asistir para hacer preguntas, estos congresistas lo hagan con el espíritu de guardaespaldas o ‘chaleco’ de la persona que ha sido invitada a brindar su testimonio, atajando preguntas incómodas, criticando al colega que hizo alguna pregunta difícil, e indicando qué tipo de preguntas se puede hacer y cuáles no. Esa fue, precisamente, la manera como realizaron su participación los congresistas de Fuerza Popular que ayer intervinieron en la sesión de la comisión Lava Jato, con el objetivo expreso de proteger, cual ‘chalecos’ con curul, a Chlimper. Este hecho pone en evidencia el problema de la comisión Lava Jato y, en general, de las comisiones investigadoras del congreso que deben ocuparse de otros políticos, porque su objetivo de supuestamente investigar hechos de corrupción se pervierte al transformarse en el afán de proteger a los políticos vinculados al grupo que controla la comisión. Y eso es lo que pasa de manera escandalosa en la comisión Lava Jato en donde se dedican a proteger a fujimoristas y apristas, y a perseguir a quienes les resultan incómodos, lo cual explica a quiénes acusan y a quiénes blindan.