La celebridad del fotógrafo de modas peruano Mario Testino, OBE, acaba de aumentar y de mancharse. Una docena de modelos masculinos lo incluye en una acusación de acoso sexual en sus sesiones fotográficas. Importantes revistas lo han suspendido de inmediato. Es de suponer que la familia real británica tome una medida similar. El escándalo llega en la estela de la revelación de que el magnate hollywoodense Harvey Weinstein acosó y asaltó impunemente a gran número de mujeres como condición para contratarlas. Este tipo de práctica es conocido desde hace largos decenios, pero el panorama ha cambiado. Lo que era visto como una indecencia masculina ha pasado a ser un delito sin atenuantes. La publicidad comercial tiene algo que ver con el caso de Testino. Los avisadores piden fotografías incitantes, a veces al borde de la transgresión sexual, y los fotógrafos deben producirlas. Quizás en ese ambiente (que han liderado las fotos posadas en ropa interior de la marca Calvin Klein) la compostura flaquea. La conducta en el ámbito sexual, que incluye por cierto las opiniones, se ha vuelto cada vez más un campo de batalla, donde los géneros combaten por sus derechos en el espacio de una ciudadanía moderna. Los mundos del glamour no están excluidos, por cierto. Descubrimos que allí las urgencias por someter al prójimo también pueden ser intensas. En ese ambiente Catherine Deneuve hoy encabeza un manifiesto de 100 mujeres prominentes “en defensa de la libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual”. La idea es que la necesaria defensa de los derechos de la mujer se ha excedido, para pasar a convertirse en otra cosa, muy parecida a la intolerancia de derecha. El texto plantea que “es algo propio del puritanismo utilizar los argumentos de protección y emancipación de la mujer para atarnos mejor a un estatus de víctimas eternas, bajo la influencia de demoníacos falócratas. Todo en nombre de un supuesto interés general, como en los buenos viejos tiempos de la brujería”. Como era de prever, las feministas les han saltado al cuello, puesto que para ellas no es un asunto de gestos, sino de todo un sistema milenario de represión a la mujer. En cuanto al caso Testino y su uso del poder, todavía no conocemos un pronunciamiento de la comunidad LGBTI al escribirse estas líneas.