El debido proceso hoy es la piedra de toque de la vigencia del Estado de Derecho.,Se debate hoy en el Congreso la primera moción de vacancia presidencial de la democracia moderna. La anterior fue en medio de los estertores del gobierno autoritario y corrupto de Alberto Fujimori y fue, precisamente, para destituir a este luego de su vergonzosa fuga a Japón y su renuncia por fax. Que este proceso se realice en democracia tiene un significado especial y más aún que se realice durante el cuarto mandato constitucional, del cual emergieron poderes elegidos democráticamente, y que por esa razón están obligados a desempeñarse democráticamente. Los cargos contra el presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), son serios y constituyen acusaciones que tocan el corazón de la ética y la transparencia pública. Lamentablemente, luego de difundidos estos cargos, la respuesta del presidente ha sido inconvincente y poco documentada, de modo que se espera que hoy tenga la oportunidad y la solvencia para aclarar varias interrogantes. Frente a Kuczynski se encuentran varios grupos políticos que han pedido su salida del poder, en particular uno, el fujimorismo, mayoritario en número y del que depende en gran medida que se concrete la vacancia presidencial. Este grupo carece de la autoridad moral para juzgar al presidente y no solo en razón a su biografía que hunde sus raíces en un régimen corrupto que no ha sido recusado, sino porque su desempeño moralizador en esta etapa es cuestionable, entre otras razones porque se niega a investigar las denuncias contra su lideresa Keiko Fujimori, y porque ha demostrado una vocación autoritaria en los ataques al Fiscal de la Nación y al Tribunal Constitucional. La sola información de que 33 de los legisladores de Fuerza Popular tienen serios cuestionamientos morales, ya no solo penales, resume la falta de legitimidad de los juzgadores de esta jornada. La exclamación nacional en favor de un debido proceso en el trámite de la vacancia del presidente de la República es muy necesaria, justa e ineludible. Este pedido es el eje democratizador de un intento que ya muestra signos de desborde autoritario. De ese debido proceso depende esencialmente la garantía de un juzgamiento que respete la institución de la presidencia de la República, la misma que no debe ser colocada en una posición de dependencia del Congreso. El riesgo de una “vacancia express” es una amenaza a la democracia. En el trámite de la vacancia presidencial hoy, se juegan varios valores que constituyen nuestra república, como el equilibrio de poderes, las decisiones justas más allá de cualquier voto mayoritario, la idoneidad de los órganos y de los representantes, la validez de las acusaciones, la suficiencia de las pruebas y la proporcionalidad de las sanciones. Una ilegal destitución del presidente sería letal para la democracia. La sensación de que el fujimorismo no está jugando con la democracia, sino que la está ahogando, corresponde a la realidad. Bajo su directa responsabilidad y la de sus aliados circunstanciales se encuentra hoy el Estado de Derecho.