El proyecto para sacar de la carrera a Guzmán y Mendoza.,Es lamentable que un partido que vivió por varios años con un veto para llegar al poder, pretenda hacer lo mismo ahora con otras agrupaciones con el fin de limpiar su camino en la elección 2021. Eso es lo que se puede concluir del proyecto presentado por el Apra para sacar de la carrera a los partidos que en la elección del bicentenario tengan menos de tres años de inscripción. Se trata de un proyecto que ya había sido presentado hace un año y que el Apra ha repuesto, a través del congresista Mauricio Mulder, para modificar las leyes de organizaciones y orgánica de elecciones para que se establezca que solo puedan participar en una elección los partidos con tres años de antigüedad. El proyecto también establece que los candidatos al congreso deben tener tres años de militancia, y un año en comicios regionales y municipales. En teoría, el proyecto apunta en la dirección correcta de fortalecer a los partidos políticos evitando que estos solo sean etiquetas de última hora que son abordadas por quienes pretenden llegar a un puesto público. En la práctica, sin embargo, implica vetar candidaturas en proceso de inscripción como las de Julio Guzmán o Verónika Mendoza, que ya están enfrentando el requisito de reunir más de 730 mil firmas establecido en diciembre de 2015 por el parlamento previo al actual. Con la restricción anterior, y la nueva que el Apra con el fujimorismo quieren imponer de la antigüedad de los tres años, se busca reducir la competencia de nuevas agrupaciones en beneficio de las antiguas. El proyecto será evaluado por la comisión de constitución y luego en el pleno, dos instancias donde el fujimorismo cuenta con los votos suficientes para aprobar esta iniciativa aprista. Lo que está ocurriendo es el aprovechamiento de una asociación donde Fuerza Popular pone los votos y el Apra las ideas, actuando ya no como furgón de cola, como se ha dicho antes, sino como locomotora de un tren naranja que busca tener mejor suerte en la elección 2021 con relación a sus fracasos de 2011 y 2016. Y todo esto simplemente constata las limitaciones de legislar en materia electoral pensando únicamente en las conveniencias particulares respecto de la elección que viene, en vez de hacerlo con una reforma integral y articulada para hacer de las elecciones procesos que produzcan una mejor política en el país para el beneficio de la ciudadanía y no solo de los que ahora tienen una mayoría que pretenden usar para construir el andamiaje para su propio provecho.