Dina haters, por Mirko Lauer

¿Por qué la derecha más dura se está volteando contra Dina Boluarte? Difícil creer que sea por el tema de los derechos humanos vulnerados. Quizás la creciente toma de distancia es porque se considera que Boluarte está practicando un derechismo demasiado débil, que podría volverse una crisis terminal en regla.

¿Son los nuevos ataques intentos de empujar a Boluarte hacía un derechismo más firme y decidido? O bien se trataría de darle coba a lo que se percibe como un amplio público anti-Dina, que de mantenerse definiría las cosas en la próxima elección. Todo esto a pesar de que ella ha sido clave en poner a esa derecha al timón en varios aspectos.

PUEDES VER: Presidenta Boluarte y jefes de las FF. AA. se reunieron luego de responsabilizarlos por muertes en protestas

La derecha puede quemar a la presidenta, pero no achicharrarla, al grado de precipitar su caída. Pues lo único que ese sector quiere es una elección en pocos meses, que posiblemente vendría con un rebrote de la protesta en varias regiones. La derecha ha escamoteado el adelanto electoral como parte de su búsqueda de la mejor oportunidad.

La derecha no confía en Boluarte, y teme que la presidenta podría retornar a sus raíces de izquierda para ganar aprobación. Pero atacar a Boluarte desde la derecha convierte su eventual reizquierdización en una profecía capaz de autocumplirse. Algo así le pasó a la izquierda, que la atacó desde un inicio, en lugar de enamorarla.

Un aspecto adicional es que la alianza derecha-izquierda, evidente en el Congreso y en más de un medio de prensa, se basa en una distancia operativa frente a Boluarte, y cada ala del pacto tiene que aportar su cuota. De allí la difundida sensación de que la presidenta está levitando a cada vez mayor distancia del suelo firme.

PUEDES VER: Julio Schiappa Pietra: “Yo creo que la presidenta Dina Boluarte no va a terminar su mandato”

Así, la derecha teme la impopularidad de Boluarte, pero a la vez sabe que va a necesitar sus buenos oficios desde el Ejecutivo para la próxima elección, adelantada o no. En cambio la izquierda se está preparando para hacer campañas exclusivamente parlamentarias, escenario territorial en el cual aparecer deseando la demolición de Boluarte es clave.

Para el Gobierno uno de los dos sectores básicos no basta. Necesita a los dos, hoy aliados al margen de ella, con el único objetivo de ir postergando el siguiente momento electoral. También Boluarte está interesada en eso. ¿Por qué el pacto no la incluye?