Más perdido que borracho en la farola

El uso y abuso de las encuestas por políticos con más entusiasmo que seso es un mal mundial que se extenderá en el país por el apoyo ciudadano a una asamblea constituyente (AC), un engendro que hundiría más al Perú.

Según IEP, quienes están de acuerdo con una AC pasaron de 47 a 69% entre mayo 2022 y enero 2023; y los que hoy quisieran una nueva constitución son 40%, mientras 45% quisiera solo algunos cambios, y 12% ningún cambio.

En momentos caóticos como estos muchos buscan fetiches a manera de salvavidas, como destituir a Dina Boluarte y liberar a Pedro Castillo —¿para que vuelva a palacio?, ¿escape a México?, ¿siga vendiendo ascensos?—; o una AC para cambiar una constitución que no han leído ni los ciudadanos ni los políticos que proponen ese despropósito.

Lo del vox populi, vox Dei suena bonito, pero suele ser refugio de traficantes de ideas erradas, como algunas que generan entusiasmo en la encuesta IEP: crear empresas estatales, restablecer la pena de muerte y el servicio militar obligatorio, hacer más rígido el mercado laboral o impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Igual con una AC. ¿Se imagina una nueva constitución escrita por violadores, ladrones, ignorantes y mentirosos, como los que abundan en el Congreso actual, o usted cree que la mayoría de los nuevos nos saldrán mejorcitos?

Los primeros ministros británicos sabían del riesgo de abusar de las encuestas. “Hay tres clases de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas”, dicen que decía Benjamín Disraeli, al igual que Winston Churchill: “Solo creo en las estadísticas que yo mismo he manipulado”, y “las estadísticas son como un borracho en una farola: le sirven más de apoyo que de iluminación”. En The Crown, Charles le comenta a John Major una encuesta que coincidía con su ansia de jubilar a su madre Isabel II, y el premier responde “pero es solo una encuesta”. Cuando el entonces príncipe le dice que es riesgoso desconocerlas, el premier responde: “Más riesgoso es guiarse por ellas”.

Se debe promover en vez de rehuir el debate sobre el futuro de la constitución, pero mejor hacerlo con buenos políticos que saben lo valioso que es la encuesta para conocer qué piensa la gente, pero no solo para seguirlas.