Este enclave geográfico, conocido por su densidad y peligrosidad, ha sido aprovechado por organizaciones criminales para crear un lucrativo negocio que ha generado ingresos aproximados de 820 millones de dólares, según el Ministerio de Seguridad de Panamá. Esta situación no solo pone de relieve la desesperación de miles de migrantes sudamericanos, principalmente de Venezuela, Ecuador, Haití, China y Colombia, sino que también subraya la complejidad de la problemática que combina aspectos humanitarios y de seguridad nacional.
El ministro de Seguridad de Panamá, Juan Manuel Pino, ha enfatizado la magnitud de este desafío: señaló que el crimen organizado, específicamente grupos como el Clan del Golfo, ha lucrado enormemente de este éxodo, en el que los migrantes buscan alcanzar Norteamérica para mejorar sus condiciones de vida. En lo que va del 2024, más de 54.547 personas han atravesado esta peligrosa selva y se espera que la cifra aumente en un 20% respecto al año pasado, cuando se registró un número récord de más de 520.000 viajeros.
Ante esta situación alarmante, Panamá ha intensificado sus esfuerzos para contrarrestar el tráfico de migrantes. Al respecto, incrementó la presencia de efectivos terrestres, navales y aéreos a lo largo de la frontera con Colombia. Estas medidas buscan no solo reducir el flujo migratorio irregular, sino que también desarticular las redes de crimen organizado que operan en la región.
Un miembro de la Policía Fronteriza participa en una operación denominada Choco II en Puerto Obaldía, ubicado en la frontera entre Panamá y Colombia, el 12 de enero de 2024. Foto: AFP
El 2023 marcó un hito en la historia migratoria del continente: más de 520.000 ciudadanos atravesaron la selva del Darién en su travesía hacia un futuro mejor. Este número representa un aumento sin precedentes en la migración sudamericana, con una significativa representación de ciudadanos venezolanos, ecuatorianos, haitianos, chinos y colombianos. Aquello refleja una crisis migratoria que trasciende fronteras y nacionalidades.
El tiempo requerido para cruzar la selva del Darién puede variar considerablemente dependiendo de numerosos factores como las condiciones climáticas, la condición física de los migrantes y la presencia de guías o coyotes. Aunque no hay un tiempo estándar, se estima que el viaje puede durar entre cinco y siete días, a menudo en condiciones extremas que ponen en riesgo la vida de los migrantes.
El Darién es una densa selva tropical ubicada en la frontera entre Panamá y Colombia, parte del istmo centroamericano que conecta América del Sur con América del Norte. Este inhóspito paraje se caracteriza por su terreno montañoso, su clima húmedo y lluvioso, y su biodiversidad. Es una de las zonas más impenetrables del mundo, lo que la convierte en un paso extremadamente peligroso para los migrantes.
El coste de la travesía a través del Darién puede variar ampliamente, según los servicios que los migrantes elijan o se vean obligados a aceptar. Los precios para ser guiados por esta peligrosa ruta pueden oscilar entre 1.000 y 5.000 dólares, una suma que incluye el transporte, la comida y la "protección" ofrecida por los coyotes o traficantes de personas.