Un exproductor de televisión que había afirmado que el atentado de 2017 que dejó 22 muertos en Mánchester, en el norte de Inglaterra, nunca tuvo lugar fue condenado el viernes a pagar 45.000 libras (58.000 dólares) a dos sobrevivientes que lo acusaban de acoso.
Martin Hibbert y su hija Eve, que tenía 14 años en ese momento, formaban parte de las cientos de personas presentes en el Manchester Arena el 22 de mayo de 2017 para asistir a un concierto de la estrella pop Ariana Grande, cuando Salman Abedi - un británico de 22 años - detonó una bomba al final del espectáculo.
En ese atentado suicida murieron siete adolescentes y quince adultos, y un centenar de personas resultaron heridas.
Richard Hall, exproductor de televisión independiente, había declarado en varios videos y en un libro que esa noche no había explotado ninguna bomba.
Según Hall "elementos del Estado y ciudadanos comunes, incluidos los demandantes", participaron en "el engaño".
Martin Hibbert, aquejado actualmente de una parálisis parcial, y su hija Eve, con una lesión cerebral, lo demandaron por acoso y violación de la protección de datos.
Declarado culpable el 23 de octubre, Hall fue condenado el viernes a pagar 22.500 libras (29.000 dólares) a cada uno de los demandantes.
También se le impuso una orden de alejamiento de las dos víctimas para evitar cualquier futuro acoso y deberá pagar casi la totalidad de las costas judiciales, es decir 260.000 libras (336.560 dólares), según la información revelada durante la audiencia.
Este fallo "envía un mensaje a los conspiracionistas de que no pueden ignorar las pruebas y acosar a personas inocentes", declaró Hibbert a la prensa al finalizar la audiencia.
Por su parte, Hall denunció "un juicio injusto" y reiteró sus afirmaciones sobre el atentado de Mánchester.