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Arqueólogos descubren en Pompeya frescos eróticos y mitológicos con más de 2.000 años de antigüedad

Nuevas excavaciones en Pompeya revelan una casa con frescos eróticos y mitológicos de alto nivel artístico, perfectamente preservados tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

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Los frescos, que incluyen escenas del mito de Hipólito y Fedra, ofrecen una visión única de las costumbres de los romanos. Foto: composición LR/Parco archeologico di Pompei/National Geographic

Un descubrimiento reciente en Pompeya ha cautivado a los especialistas: se trata de una pequeña vivienda llamada la Casa de Fedra, que conserva frescos de contenido erótico y mitológico en condiciones excepcionales. La casa sorprende por su decoración elegante y la falta del habitual atrio, una característica poco común para su tiempo. Este hallazgo aporta nuevos conocimientos sobre el arte romano antiguo y la vida privada de los pompeyanos, sepultados tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

La riqueza de las pinturas, junto con la disposición única de esta casa, sugiere un cambio en las tendencias de la arquitectura pompeyana del siglo I después de Cristo. Este espacio contiene escenas decorativas que representan tanto figuras de la mitología romana como motivos eróticos, una característica distintiva que, según el director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, permite a los arqueólogos comprender mejor la vida y las costumbres de los antiguos romanos.

La casa fue encontrada en la Ínsula de los Castos Amantes, en el distrito central de Pompeya, un área famosa por sus decoraciones refinadas y viviendas autónomas. Foto: Parco archeologico di Pompei

Descubren en Pompeya frescos eróticos en excepcional estado de conservación

Entre las decoraciones encontradas en la Casa de Fedra, destacan frescos eróticos de notable calidad y complejidad. Uno de los murales muestra una escena íntima entre un sátiro y una ninfa, mientras que otros representan a personajes mitológicos en situaciones cargadas de simbolismo, como el mito de Hipólito y Fedra, una historia de amor no correspondido que da nombre provisional a la casa. La pintura, enmarcada en un pequeño panel de una de las paredes, muestra a Hipólito, hijo del mítico rey Teseo, rechazando a su madrastra Fedra, quien, avergonzada, termina quitándose la vida.

También se descubrieron frescos con representaciones de Venus y Adonis, el Juicio de París, y una serie de elementos decorativos en fondo blanco con motivos vegetales y animales. El nivel de detalle en estos frescos se compara con el de la célebre Casa de los Pintores en Trabajo, una residencia mucho más grande y rica ubicada en la misma área arqueológica.

Los frescos eróticos y mitológicos se han conservado en un estado excepcional gracias a las capas de ceniza volcánica que los protegieron durante más de 2.000 años. Foto: Parco archeologico di Pompei

No obstante, este tipo de frescos no son nuevos en Pompeya; en 2018 se descubrió una pintura similar que representa el mito de Leda y el Cisne, y en 2023 se reabrió al público una vivienda decorada solo con frescos eróticos. Sin embargo, el excelente estado de conservación de las pinturas en la Casa de Fedra y la disposición única de sus habitaciones han despertado un interés particular en los arqueólogos.

El Misterio de la Casa de Fedra

La Casa de Fedra sorprende por su forma inusual. La vivienda carece del tradicional atrio, una estructura central destinada a recoger agua de lluvia, presente en casi todas las residencias romanas de cierta categoría. En su lugar, cuenta con un pequeño patio en cuya entrada se ubica un larario, o altar doméstico, decorado con un ave rapaz que porta una rama de palma y dos serpientes enfrentadas que flanquean un altar central.

El descubrimiento permite profundizar en el conocimiento de la vida cotidiana y las creencias religiosas de la sociedad pompeyana del siglo I d.C. Foto: Parco archeologico di Pompei

Dentro del larario, se encontraron objetos rituales, como un incensario de cerámica y una lámpara con restos quemados, que corresponden a la última ofrenda realizada antes de la erupción del Vesubio. Este tipo de hallazgos sugiere que el ritual fue interrumpido abruptamente, probablemente mientras los habitantes se preparaban para huir de la catástrofe.