El colosal apagón que sumió a Cuba en la oscuridad durante cuatro días, puso de manifiesto que la isla comunista sigue atrapada entre la dependencia casi total de los combustibles fósiles para producir electricidad y la dificultad para transitar hacia energías renovables, según expertos.
A pesar de las promesas de una transición hacia energías limpias para ganar independencia energética, el progreso ha sido mínimo.
"En 2022 los combustibles fósiles representaban alrededor del 95% de la producción de electricidad, mientras que las energías renovables representaban el 5% restante", según un informe reciente de la ONG ecologista Environmental Defense Fund (EDF).
Estos datos apenas difieren de los de 2014, cuando el diario estatal Granma informaba de que solo el 4,3% de la electricidad se generaba a partir de fuentes limpias.
Aunque el país se había fijado como meta alcanzar un 24% de energía renovable para 2030, la infraestructura obsoleta, la prolongada crisis económica y las decisiones del gobierno en las inversiones han ahogado este objetivo.
"El descalabro del sistema eléctrico-energético" obedece a la "exagerada inversión asociada a un turismo con baja utilización (...) y desatención a la desvencijada infraestructura del país", dijo el economista cubano Pedro Monreal en su cuenta X.
"En el período 2020-junio 2024, la inversión principalmente asociada al turismo (...) promedió 38,9% de la inversión total del país, frente a 9,4% de la inversión en electricidad, gas y agua", agregó.
El envejecimiento de las ocho centrales termoeléctricas, varias con más de 40 años, y la reducción desde hace dos años de importaciones de petróleo de Venezuela, principal aliado de la isla, han dejado a Cuba en una situación extremadamente vulnerable.
De acuerdo con el informe de EDF, en 2022 "el 48% de los combustibles fósiles utilizados para producir electricidad" a Cuba eran importados.
Mientras Venezuela redirige sus recursos hacia China para saldar deudas, Cuba enfrenta una creciente dificultad para garantizar el suministro de crudo necesario para mantener en funcionamiento su sistema eléctrico, conformado además por cinco platas flotantes - rentadas a empresas turcas - y grupos electrógenos.
Caracas "en lugar de enviar crudo a Cuba, ha empezado a enviarlo a China porque tiene que pagar gran parte de su deuda con ese país", dijo a la AFP Glen Sartain, director general de West Monroe, una consultora de energía con sede en Estados Unidos.
"El desplazamiento de estos recursos de crudo a otros países ha puesto a Cuba en una situación muy precaria en lo que a electricidad se refiere", confirmó el experto.
El gobierno cubano argumenta que la falta de divisas para importaciones y las limitaciones impuestas por el reforzamiento del embargo estadounidense, en vigor de 1962, agravan aún más esta crisis.
"La causa fundamental es la insuficiencia que nosotros tenemos de acceder a los mercados internacionales financieros por combustible", sostuvo el ministro.
Ante la agudización de la crisis energética y económica, y la amenaza cada vez mayor de descontento social por cortes de luz de hasta 20 horas al día, el gobierno cubano trabaja con autoridades a diferentes niveles de Vietnam, China y la Unión Europea, según varias fuentes cercanas al tema.
"Hoy tenemos un grupo de convenios firmados, con garantías, que nos van a permitir en menos de dos años llegar a más de 2.000 megawatts", anunció en mayo a la prensa el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, sin precisar con qué países se habían firmado los acuerdos.
En lo que va del año, las autoridades han instalado cerca de un millón de paneles fotovoltaicos chinos, y tienen previsto montar otros 3,6 millones en dos años, según información oficial.
La isla deberá aprovechar sus cuantiosos recursos naturales, pese a la poca inversión.
"Cuba tiene abundantes fuentes renovables (...) el sol, la biomasa agrícola y forestal", dijo a finales de 2023, Rosell Guerra Campana, director de Energías Renovables del Ministerio de Energía y Minas.
El país "ha avanzado mucho en el campo de los combustibles de biomasa, que consiste en transformar la caña de azúcar en gas, que puede generar electricidad", señala Glen Sartain.
"Pero también hay que tener en cuenta que la energía eólica y solar es muy caras", lo que complica la inversión en una economía en crisis, advierte.
Para EDF "hacer frente a los retos energéticos de Cuba en el contexto de la crisis económica no será tarea fácil", y "requerirá una importante inversión de capital, difícil de obtener dados los riesgos reales y percibidos de invertir en Cuba".
jb-lp-rd/dga