Israel continuó el martes con sus bombardeos contra posiciones de Hezbolá en Líbano que han provocado cientos de muertos y cientos de miles de desplazados y amenazan con una conflagración regional casi un año después del inicio de la guerra en Gaza.
La inquietud ante esta escalada entre el ejército israelí y el movimiento islamista libanés, aliado del palestino Hamás, dominó la apertura de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
"Líbano está al borde del abismo", lanzó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. "Gaza es una pesadilla permanente que amenaza con arrastrar a toda la región al caos, empezando por Líbano", agregó.
Después de atacar el lunes 1.600 objetivos de Hezbolá, causando al menos 558 muertos según el Ministerio de Salud libanés, el ejército israelí anunció el martes por la tarde nuevos bombardeos "masivos" contra posiciones del grupo proiraní.
Hezbolá anunció que su comandante Ibrahim Kobeisi murió en un ataque en un suburbio del sur de Beirut, en el que fallecieron seis personas, según las autoridades sanitarias.
Una fuente de seguridad libanesa también informó bajo anonimato que Israel bombardeó un "almacén" en Saadiyat, una localidad costera 20 km al sur de Beirut.
El movimiento islamista, un poderoso actor político y militar en Líbano, lanzó "alrededor de 300 cohetes" contra el territorio israelí que hirieron a "seis civiles y soldados, la mayoría de levedad", dijo el ejército del Estado hebreo.
Hezbolá reivindicó 18 ataques contra el territorio israelí, con 90 cohetes lanzados contra la sede del comando norte del ejército cerca de Safed y drones explosivos contra una base naval al sur de Haifa.
La frontera entre Líbano e Israel ha sido escenario de intercambio de fuego casi diario desde que Hezbolá abrió un frente en apoyo de su aliado palestino Hamás tras el estallido de la guerra en Gaza hace casi un año.
Las hostilidades arreciaron la semana pasada después de que Israel incluyera el frente libanés en sus objetivos de guerra y cientos de aparatos de comunicación de miembros de Hezbolá estallaran simultáneamente, una acción imputada a Israel.
"Seguiremos golpeando a Hezbolá. Y le digo al pueblo libanés: nuestra guerra no es contra ustedes, nuestra guerra es contra Hezbolá", declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Su embajador en la ONU, Danny Danon, aseguró que Israel "no desea" invadir Líbano y que su objetivo es permitir un regreso seguro de las decenas de miles de evacuados del norte del país.
Además, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, acusó a la ONU de no haber hecho nada para "impedir los ataques de Hezbolá" contra su territorio.
"Da la sensación que podemos ir a una guerra, pero que después podremos volver a casa", dijo Menahem Sharon, profesor de 29 años que dejó su hogar en Kiryat Shmona, cerca de la frontera.
En Haifa, la gran ciudad del norte de Israel, escuelas, universidad y comercios permanecieron cerrados ante los lanzamientos de proyectiles desde Líbano, indicó una periodista de AFP.
Al otro lado de la frontera, los bombardeos israelíes del lunes provocaron al menos 558 muertos, incluidos 50 niños y 94 mujeres, y 1.835 heridos, según el ministerio libanés.
También desencadenaron un éxodo masivo hacia Beirut o Sidón, la mayor ciudad del sur. Según el canciller libanés, Abdallah Bou Habib, la cifra de desplazados en el país se acerca al medio millón de personas, cuando antes de esta serie de bombardeos era de unos 110.000.
"Fue un día de terror", contó a AFP Thuraya Harb, una libanesa de 41 años refugiada cerca de Beirut, tras un viaje de ocho horas desde el sur. "No quería irme, pero los niños tenían miedo y nos fuimos con lo puesto", añadió.
Hubo "muchos muertos: niños, mujeres, personas con los miembros, la nariz o las manos arrancados, con los cráneos quebrados", relató Musa Yusef, director de un centro sanitario cerca de Sidón.
Las escuelas y universidades libanesas permanecerán cerradas hasta el fin de semana y numerosas aerolíneas suspendieron sus enlaces con Beirut y en algunos casos, como British Airways, Delta y las del grupo Lufthansa, con Tel Aviv.
Varios países instaron a sus ciudadanos a salir de Líbano y Reino Unido anunció el envío de tropas a Chipre, una isla cercana en el Mediterráneo, para una posible evacuación.
En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que "una guerra a gran escala no beneficia a nadie".
"Aunque la situación se ha agravado, todavía es posible una solución diplomática", agregó.
Sus declaraciones decepcionaron al canciller libanés, quien dijo que "no fueron contundentes, no son alentadoras". "Estados Unidos es el único país que realmente puede marcar la diferencia en Oriente Medio", insistió Bou Habib.
La guerra en Gaza se desencadenó por un ataque de comandos islamistas de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
La incursión dejó 1.205 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes, que incluye a los rehenes fallecidos durante su cautiverio.
De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen cautivos en Gaza, aunque 33 de ellos fueron declarados muertos por el ejército israelí.
La ofensiva israelí causó la muerte de al menos 41.467 palestinos, según datos del Ministerio de Salud de este territorio gobernado por Hamás, considerados fiables por la ONU.
Hamás reclamó el martes una "acción inmediata" de la ONU para poner fin a la guerra en Gaza y señaló su rechazo a nuevas negociaciones, alegando que estas darían a Israel "una cobertura para continuar su agresión".