Durante las primeras décadas del siglo XX, en Estados Unidos, la United States Radium Corporation empleó a cientos de mujeres jóvenes para pintar relojes con una sustancia luminiscente. Estas trabajadoras, que luego serían conocidas como 'Las chicas del radio', desempeñaron un rol crucial en la industria de los relojes luminiscentes, pero a costa de su salud y sus vidas.
A pesar de que los peligros del radio ya se conocían en ciertos círculos científicos, la empresa aseguró a las trabajadoras que la sustancia era segura. Sin embargo, mientras ellas pintaban con delicadeza los números de los relojes, afilando sus pinceles con los labios, ingerían pequeñas cantidades de radio.
Las chicas del radio desempeñaron un papel fundamental en la lucha por la seguridad laboral. Foto: Chicago Daily Times / Sun-Times Media
La historia de 'Las chicas del radio' comenzó con el descubrimiento del radio por Marie y Pierre Curie en 1898. Este elemento, con propiedades luminiscentes, fue rápidamente adoptado en productos comerciales, especialmente en los relojes utilizados por los soldados durante la Primera Guerra Mundial. La United States Radium Corporation se convirtió en uno de los principales productores de estos relojes luminiscentes, empleando a mujeres jóvenes que, por su destreza manual, eran ideales para este trabajo.
A estas mujeres se les instruyó para humedecer los pinceles con los labios, lo que facilitaba un trazo más preciso en los pequeños números de los relojes. Mientras tanto, los hombres que trabajaban con el radio en la misma fábrica utilizaban guantes de plomo y otros equipos de protección, una clara muestra de la negligencia industrial que caracterizó este caso.
l radio se acumula en los huesos, donde sigue emitiendo radiación durante décadas, lo que causó problemas de salud persistentes a largo plazo. Foto: Library of Congress Blogs
Al manipular esta pintura diariamente y, en muchos casos, al ingerir pequeñas cantidades al afilar los pinceles con sus labios, los cuerpos de las víctimas llegaban a impregnarse con partículas de radio. Como resultado, sus ropas, cabellos y, en ocasiones, hasta sus dientes y piel, brillaban débilmente en la oscuridad.
Los primeros síntomas de envenenamiento por radio comenzaron a manifestarse pocos años después de que las mujeres comenzaran a trabajar en la fábrica. Mollie Maggia, una de las primeras afectadas, perdió varios dientes antes de que su mandíbula comenzara a desintegrarse. Los médicos, desconocedores de la causa real, atribuían sus síntomas a enfermedades como la sífilis, una mentira alimentada por la propia empresa para evadir responsabilidades.
Las chicas del radio, también conocidas como "Radium Girls", trabajaban en fábricas pintando esferas de relojes y otros instrumentos con pintura luminosa que contenía radio, un elemento radiactivo. Foto: CWA
Fue el doctor Harrison Martland quien finalmente descubrió que el radio estaba detrás de estos terribles síntomas. Al exhumar el cuerpo de Maggia, encontró que sus huesos aún emitían un resplandor verdoso, confirmando la radiactividad presente en su organismo. Este hallazgo fue crucial para que las trabajadoras comenzaran a comprender la magnitud del daño que habían sufrido.
La lucha de 'Las chicas del radio' no solo se limitó a la denuncia de las condiciones de trabajo peligrosas; también marcó un hito en la legislación laboral de Estados Unidos. A pesar de su debilitada salud, algunas de estas mujeres, lideradas por Grace Fryer, decidieron demandar a la United States Radium Corporation. Su caso, que llegó hasta la Corte Suprema, sentó precedentes fundamentales para la protección de los trabajadores expuestos a sustancias peligrosas.
Gracias a esta lucha, se introdujeron importantes reformas en la legislación laboral, incluyendo compensaciones para enfermedades ocupacionales y la implementación de estrictas normas de seguridad en el manejo de materiales radiactivos.