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El lugar en el mundo en el que los vivos conviven con los muertos: cadáveres permanecen en sus casas por meses o años

Esta costumbre permite a las familias ahorrar para los costosos funerales y prepararse emocionalmente para la despedida, manteniendo viva la memoria del ser querido y ayudando a los vivos a ajustarse gradualmente a la pérdida.

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Esta práctica, arraigada en las creencias animistas y la relación con el espiritualismo, subraya cómo la comunidad valora la conexión entre los vivos y los muertos. Foto: El Periodico. | Foto: El Periodico.

En ciertas culturas alrededor del mundo, la muerte es vista no como el final de la vida, sino como una etapa más del ciclo vital, marcada por rituales únicos que desafían nuestras concepciones occidentales. Entre estas prácticas, se destaca una donde los fallecidos son conservados en los hogares, participando de la vida diaria como si estuvieran simplemente dormidos, esperando un último adiós que puede tardar años.

Este acercamiento a la muerte involucra a toda la comunidad, donde los difuntos son cuidados y venerados, integrándolos en las actividades cotidianas hasta que se realizan ceremonias de despedida elaboradas y profundamente simbólicas. Este proceso no solo refleja un profundo respeto por los que pasaron, sino que también facilita un duelo gradual para los seres queridos que se quedan.

Este ritual se da principalmente por las profundas creencias espirituales y culturales de la comunidad. Foto: Sahar Zand.

Toraja, el lugar en el mundo en el que los vivos conviven con los muertos

En Toraja, Indonesia, la muerte se entiende como una fase más de la existencia, no como un final abrupto. Aquí, los difuntos se quedan en sus hogares, siendo parte activa de la vida familiar. Se les cuida y mima, preparándolos para su último viaje en rituales que reflejan una mezcla de amor y respeto cultural profundo. Esta práctica, arraigada en las creencias animistas y la relación con el espiritualismo, subraya cómo la comunidad valora la conexión entre los vivos y los muertos.

Durante este periodo, que puede durar desde varios meses hasta años, los familiares continúan interactuando con el difunto. Foto: Sahar Zand.

Los Toraja, al tratar a sus muertos como si aún estuvieran vivos, muestran una fascinante integración del ciclo de vida y muerte que desafía las nociones occidentales sobre el duelo y la separación. La continua presencia de los muertos en las actividades diarias recalca la aceptación y naturalidad con la que este pueblo enfrenta la muerte. Así, Toraja se convierte en un testimonio viviente de cómo la cultura puede moldear nuestra comprensión y manejo de la vida después de la muerte.

En Toraja, Indonesia, la muerte se entiende como una fase más de la existencia, no como un final abrupto. Foto: Sahar Zand.

Cadáveres permanecen en sus casas por meses o años

Este ritual se da principalmente por las profundas creencias espirituales y culturales de la comunidad, que ven la muerte no como un final abrupto, sino como un proceso gradual de transición hacia el más allá. Mantener a los fallecidos en casa y tratarlos como si aún estuvieran vivos ayuda a las familias a ajustarse a la pérdida, proporcionando un período de duelo extendido durante el cual pueden prepararse emocional y financieramente para un funeral apropiado.

Durante este periodo, que puede durar desde varios meses hasta años, los familiares continúan interactuando con el difunto, proporcionándole comida, ropa nueva y conversación. Esta práctica no solo mantiene viva la memoria del ser querido, sino que también ayuda a los vivos a ajustarse gradualmente a la pérdida. Así, en Toraja, la muerte se maneja con una integración que desafía el enfoque occidental de duelo y separación inmediata.

Esta práctica no solo mantiene viva la memoria del ser querido, sino que también ayuda a los vivos a ajustarse gradualmente a la pérdida. Foto: Captura/BBC.

Colocan a sus muertos en tumbas familiares o dentro de cuevas

Tras el prolongado período de convivencia con los difuntos en sus hogares, los Toraja llevan a cabo el paso final de colocar a sus muertos en sitios de descanso definitivo. Estas tumbas no son simples agujeros en la tierra, sino que a menudo se encuentran en cuevas o nichos tallados en acantilados. Este método de enterramiento, además de ser un espectáculo visual impresionante, simboliza la eternidad y el respeto por los que partieron.

Este método de enterramiento, además de ser un espectáculo visual impresionante, simboliza la eternidad y el respeto por los que partieron. Foto: Sahar Zand.

La práctica de enterrar a los muertos en estas cuevas o tumbas familiares es un evento cargado de significado y espiritualidad. Las cuevas se decoran y se mantienen como lugares sagrados, donde se cree que los espíritus de los ancestros protegen a sus descendientes. Estos rituales de entierro reflejan la conexión de los Toraja con su entorno natural y sus creencias en la vida después de la muerte, asegurando que los difuntos continúen siendo una parte vital de la comunidad.