Con su longitud aproximada de 8.500 kilómetros, que se extiende a lo largo de siete países sudamericanos, se suele atribuir a los Andes la denominación de la cordillera más larga del planeta. Sin embargo, la cordillera que ostenta este título no se encuentra en tierra firme, además de que su extensión, una longitud total aproximada de más de 80.000 kilómetros, realiza un recorrido por todo el mundo.
La dorsal oceánica, como también se le conoce, no es visible en la superficie, puesto que esta cadena montañosa recorre grandes distancias en lo profundo del mar, por lo que, además, es un tipo de relieve submarino. Su presencia es un recordatorio de la dinámica y la complejidad de los procesos geológicos que moldean la superficie de nuestro planeta. En esta nota te contamos los detalles sobre este colosal fenómeno.
La dorsal oceánica (ver líneas rojas) es una cadena montañosa sumergida que cruza los océanos conectando los continentes a lo largo del planeta. Foto: National Geographic
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De acuerdo con Gustavo Tirado, ingeniero agrónomo, la dorsal oceánica es un relieve submarino que yace en las profundidades de los océanos terrestres. Para ofrecer una imagen más clara, imagine una cadena montañosa sumergida que cruza los océanos conectando los continentes a lo largo del planeta. No obstante, en regiones como Islandia, esta cadena montañosa emerge parcialmente por encima de la superficie y ofrece una singular visión de su majestuosidad.
Si bien la cordillera continua tiene una longitud aproximada de 67.000 kilómetros, la longitud total del sistema de dorsales oceánicas es de 80.000 kilómetros, lo que la convierte en la cordillera más larga del mundo. Además, como la mayor parte de esta cadena montañosa no es visible desde la superficie terrestre, puesto que alrededor del 90% de su extensión se encuentra sumergida bajo el agua, es además una cordillera submarina.
A lo largo de su trayectoria, conectando los océanos y atravesando las regiones entre los continentes, la dorsal oceánica también da lugar a varias docenas de islas, como las emblemáticas, como Islandia, Ascensión, Tristán da Cunha, Santa Elena y Bouvet, con lo que demuestra su influencia en la formación de la topografía oceánica.
La dorsal oceánica también da lugar a varias docenas de islas, como Tristán de Cunha, un paraíso casi intacto, Foto: Robert Michael Poole
Según Gustavo Tirado, a diferencia de las cordilleras continentales, como los Andes o el Himalaya, las dorsales oceánicas se forman por la expansión de la corteza terrestre. En estas zonas, la tensión fractura la corteza, lo que da lugar a enormes grietas que pueden extenderse por miles de kilómetros. La reducción de presión sobre las rocas calientes del manto terrestre provoca su fusión, lo que origina el magma, un fluido caliente que contiene roca fundida, cristales y gases disueltos. Este magma sube y se acumula debajo de la fisura, en el centro de la dorsal, y así forma una cámara donde inicia la formación de la corteza oceánica.
Cabe mencionar que esta singular cordillera submarina está en constante expansión debido a la intensa actividad volcánica que ocurre en su interior. Este crecimiento se debe al ascenso del magma hacia la superficie, donde se enfría rápidamente, lo que contribuye al aumento continuo de su tamaño.
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La dorsal oceánica no es una estructura única, sino parte de un sistema global de dorsales que se extiende por todos los océanos del mundo. Este sistema incluye la dorsal Mesoatlántica en el Atlántico, la dorsal del Pacífico Este en el Pacífico, y otras estructuras similares en otras regiones oceánicas. En ellas, la vida es diversa, a pesar de las condiciones extremas en las que se encuentra. Aquí algunos aspectos interesantes:
Con una extensión de 80.000 km alrededor del océano, la dorsal oceánica es considerada la cordillera más larga de la Tierra. Foto: Isapinher