Generalmente, los volcanes son noticia por su furia destructiva. Los hay de diversos tipos, activos, dormidos o extintos. Algunos son verdaderos titanes, como el Mauna Loa, en Hawái, que con una altitud de 4.000 metros se considera el más alto del mundo. Y luego está el caso de uno que es famoso por un rasgo nada común entre los volcanes, su pequeñez.
El minúsculo volcán Cuexcomate tiene escasos 13 metros de altura y un cráter de 8 de metros de diámetro del cráter. Sin duda, un atractivo único. Es tan pequeño que el nombre que se le dio en náhuatl significa olla de barro o lugar para guardar.
Cabe resaltar que está rodeado de casas y calles, como si se tratara simplemente de una gran roca. No todo queda ahí, visto desde afuera, pues existe la posibilidad de explorar sus entrañas, convirtiéndolo en un atractivo turístico de la capital poblana.
Para ello, basta con bajar las escaleras en forma de caracol que empiezan en su cima, contemplar las rocas calizas que forman sus paredes y apreciar los brotes de vegetación en estas, debido a la humedad de su interior. Puedes hacerlo con total calma, pues está inactivo.
Cuenta la leyenda que su origen se debe al Popocatépetl y al Iztaccíhuatl. Foto: Puebla Travel
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Localizado a 2.150 metros sobre el nivel del mar, se ubica entre las calles 3 Norte y 2 Poniente, en la Junta Auxiliar de la Libertad, una colonia de la ciudad de Puebla, a tan solo 20 minutos en auto del centro histórico, en México.
El registro oficial asegura que se originó tras un brote de agua sulfhídrica a raíz de una erupción del volcán Popocatépetl en el año 1064. La distancia que los separa es de apenas 60.5 kilómetros.
Su origen relata una tierna leyenda, pues se dice que el Cuexcomate, en lugar de ser resultado de una violenta explosión, es fruto del amor entre el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. ¿Quieres ‘pruebas’? Dentro de este pequeño volcán hay un agujero en las rocas en forma de corazón.