En Inglaterra, la maestra universitaria graduada en psicología forense, Rachel Tunstill, murió en prisión cuando cumplía su sentencia de cadena perpetua por asesinar a su bebé recién nacida en 2017. La mujer, quien en ese entonces tenía 28 años, acabó con la vida de su hija en el baño de su domicilio ubicado en Burnley, Lancashire.
La infanticida falleció en el penal de mujeres HMP Styal en Cheshire, informó el servicio de prisiones a los medios locales. Un portavoz de la institución señaló que “la prisionera murió bajo custodia el martes 1 de agosto de 2023”. Asimismo, aseguró que "al igual que con todas las muertes bajo custodia, el Ombudsman de Prisiones y Libertad Condicional investigará".
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Rachel Tunstill fue condenada en un inicio a cadena perpetua por asesinato en junio de 2017. Este veredicto fue anulado un año después por el Tribunal de Apelaciones después de que los jueces dictaminaran que se debió ofrecer al jurado un cargo alternativo menor de infanticidio.
La mujer compareció nuevamente ante los tribunales y fue declarada culpable de asesinato en febrero de 2019 por segunda vez. Después, fue encarcelada de por vida.
La policía detuvo a Rachel Tunstill cuando asistía a un hospital para una revisión. Los médicos descubrieron que todavía tenía la placenta del bebé que había dado a luz.
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Al dictar sentencia en 2019, el juez King enfatizó lo siguiente: “Este debe haber sido un ataque sostenido y frenético contra una víctima que, debido a su edad, era particularmente vulnerable”.
"Su deber para con su bebé recién nacido era acunarla y consolarla, no matarla", añadió.