Anna Jarvis se dio cuenta —quizá muy tarde— de que había creado un verdadero 'monstruo'. En 1905, una joven Jarvis inició una campaña a favor de lo que denominó el “Día de las Madres”. La insistencia de la mujer, que nunca fue madre, fue marcada por la muerte de su progenitora. Su lucha —difícil como muchas— duró años, con el recuerdo de una oración que su mamá le enseño como única motivación.
“Espero y rezo para que alguien, un día, reconozca un día en memoria de las madres, para celebrar el servicio incomparable que prestan a la humanidad en todas las áreas de la vida”, solía decir Jarvis, según reseña la BBC.
Anna inició una campaña intensa para preservar este día enviando cartas a congresistas, celebridades y personajes conocidos de la época. Algunos se burlaron de ella, pero con el paso de los años, para 1911, todos los estados de EE. UU. adoptaron la conmemoración.
Jarvis cumplió su objetivo, pero pronto descubió que odiaba su 'obra maestra', el motivo por el que podría hacer enorgullecer a su mamá y que luego intentaría boicotear.
Jarvis quso conmemorar a su mamá con un día solo para ella. Foto: difusión
Jarvis primero se movilizó para crear el Día de las Madres, pero luego de lograrlo notó el rumbo comercial que la festividad adoptó y pasó a manifestarse para eliminarlo.
Según la autora de "La conmemoración de la maternidad: Anna Jarvis y la lucha por el control del Día de la Madre", Katharine Lane Antolini, ella aspiraba a que sea un “día sagrado” y no que se convirtiera en uno “para dar regalos costosos”.
Según las investigaciones de la autora, criticaba a los comerciantes por aprovecharse del evento y los llamaba “violadores de los derechos de autor, vándalos comerciales y especuladores declarados”.
La molestia no fue solo interna. Se manifestó con protestas contra las florerías que incrementaban sus precios y amenazó con denunciar a las empresas que lucraban con la celebración. Jarvis también criticó la industria de los textos impresos. Alegaba que el amor debía demostrarse con escritos hechos a mano.
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En 1948, antes de morir, Anna Jarvis, a los 84 años, llena de deudas, confesó a una periodista: “Me arrepiento mucho de haber creado el Día de la Madre”.
Las primeras celebraciones por este día se remontan a la mitología egipcia, en la que Isis era adorada como la madre de todos los dioses, mientras que en Grecia se conmemoraba a Rhea.
El origen contemporáneo surgió luego de que la activista estadounidense Julia Ward Howe sugiriera en 1872 la creación de este día para unir a las mujeres y abogar por la paz en el mundo.
Pero el reocnocimiento oficial se dio gracias a Anna Jarvis, años después, quien siempre quiso crear este día en honor a la suya, Ann Reeves Jarvis.