Inés Ramírez se convirtió en un caso excepcional para la medicina tras realizarse a sí misma una cesárea. La mujer, natural de la comunidad indígena de Río de Talea, distrito de Sola de Vega, del estado de Oaxaca, México, tenía casi 10 meses de gestación cuando se operó. La razón principal de dicha acción fue la nula presencia de personal médico en aquella zona.
El olvido del Estado fue determinante para Inés: para llegar desde su caserío hasta la clínica más cercana tenía que viajar más de ocho horas. Lo mismo para conseguir ayuda de alguna partera. Te contamos cómo pudo realizarse dicha operación.
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La madrugada del 6 de marzo del año 2000, Inés Ramírez empezó a sentir intensos dolores que anunciaban el parto de su hijo que ya tenía cerca a 10 meses en su vientre. En la soledad más absoluta, pues su esposo estaba ausente y no tenía vecinos que la ayuden, decidió realizarse su propia cesárea.
Sentada en una silla y con un cuchillo entre sus manos, Inés midió con sus dedos índice y pulgar dónde cortaría. De ese modo, hundió el utensilio hasta dos veces en su barriga. Al hacerlo, rompió su fuente y sufrió una hemorragia, pero logró sacar a su hijo sin ningún rasguño.
Inés Ramírez, pese a cortarse con un cuchillo de gran tamaño, no tocó órganos vitales. Foto: composición LR/captura de YouTube
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Tras la operación rudimentaria, cayó agotada encima de un petate, pero con su niño en brazos. Luego de varias horas, tuvo una primera atención de parte de uno de sus vecinos, don León, quien sin anestesia alguna cosió con aguja e hilo de algodón los 12 centímetros de piel que se había cortado Inés.
Inés Ramírez y su hijo Orlando, a quien salvó de morir en su vientre. Foto: captura de YouTube
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Al llegar al hospital de San Pablo Huaixtepec en Zimatlán, Inés fue intervenida quirúrgicamente durante tres horas para restaurar los daños sufridos en su vientre. Al paso de cinco días, ella y su hijo pudieron retornar a su caserío.
Inés decidió hacerse una autocesárea debido al miedo que sentía de perder a su bebé. Ramírez había dado a luz un bebé muerto meses antes de embarazarse de su hijo Orlando. De acuerdo con su versión, su primogénito nació sin vida por una mala maniobra de la partera.
De ese modo no se arrepintió de su determinación. "Nunca sentí miedo ni siquiera cuando me abrí el vientre, solo cuando llegué al hospital fue que temí por mi vida", señaló para medios mexicanos.