Sam Ballard, un joven australiano amante del rugby, conmocionó al mundo en 2010 por su rara enfermedad. Cuando tenía 19 años y estaba en una reunión entre amigos, apareció una babosa, animal que consideraron 'divertido' comer como parte de un reto. No obstante, nunca imaginaron que llevar a cabo este desafío traería grandes consecuencias en el futuro. Ballard decidió tragarse a este animal y, en consecuencia, desarrolló una grave infección que lo dejó tetrapléjico por años hasta que murió.
A continuación, te contamos el caso de Sam Ballard, el deportista oriundo de Sídney cuya vida cambió totalmente por ingerir un molusco infectado.
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Lo que inicialmente sería un entretenido fin de semana con amigos, se convirtió en un doloroso proceso para Sam Ballard. Tras cumplir el reto de comerse una babosa, el joven australiano contrajo un gusano parasitario conocido como Angiostrongylus cantonensis, el cual vive en ratas y a veces es transmitido a los caracoles y babosas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
"Eran un grupo de jóvenes de 20 años que habían bebido alcohol, de repente una babosa se aparece y uno es retado a comerla", declaró la madre de Sam, Katie Ballard, en una entrevista con la estación 7 News de Sídney en 2011.
El parásito de la lombriz Angiostrongylus cantonensis, o también conocido como gusano pulmonar de rata, normalmente infecta a los roedores, pero durante las primeras etapas de su vida. Solo pueden ser contraídos por babosas y caracoles si consumen las heces de estos animales. Además, es posible transmitirlo a las personas que comen dichos moluscos que no están bien cocinados.
Sam Ballard junto con sus amigos aficionados al rugby. Foto: Newscorp
En el caso de Ballard, el gusano le provocó una infección cerebral grave. Poco después, entró en coma por 420 días y, tras recuperarse un poco, quedó tetrapléjico. No fue hasta tres años después que se le dio de alta en el hospital.
Ballard era considerado como un joven carismático y con mucha vitalidad, pero una vez que contrajo la enfermedad, aunque no afectó sus facultades mentales, sí repercutió en su aspecto físico y calidad de vida, ya que a lo largo de los años sufrió convulsiones. Asimismo, solo podía comer a través de tubos y se movilizaba en silla de ruedas.
Los doctores australianos calificaron su padecimiento como "una infección extremadamente inusual" y, conforme con el Ministerio de Salud local, la mayoría de las personas que lo sufren no experimentan síntomas y, en caso de que sí, estos eran temporales y leves.
Sam Ballard con su madre, Katie Ballard, quien lo cuidó desde que enfermó hasta el día de su muerte. Foto: Newscorp
Tuvo que pasar ocho años para que los padecimientos de Ballard por fin terminaran. A fines de 2018, el joven falleció por complicaciones en su salud. Pese a que pasó momentos difíciles, siempre contó con el apoyo de su familia, por lo que en sus últimos días "estuvo rodeado de 20 de los que más amaba en el mundo", de acuerdo con lo que indicó su página oficial.
La lombriz Angiostrongylus cantonensis es una especie de parásito que causa angiostrongiliasis, una enfermedad común en el sureste de Asia y la cuenca del Pacífico.
Dependiendo de la especie infectante, puede ocasionar dolores abdominales o compromiso neuronal con meningitis eosinófila, según explicó la página web de salud Manual MSD.
La lombriz Angiostrongylus cantonensis es una especie de parásito que causa angiostrongiliasis. Foto: Centers for disease