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Dejan en libertad a Gaspare Spatuzza, sicario de Cosa Nostra que disolvió a niño en ácido

Después de estar cerca de 30 años en un centro penitenciario y ser condenado a varias cadenas perpetuas, el sicario Gaspare Spatuzza quedó en libertad.

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El asesino de la mafia Gaspare Spatuzza siendo escoltado por la policía después de ser arrestado en 1997. Foto: AFP

Gaspare Spatuzza, uno de los miembros de la temida organización criminal Cosa Nostra y autor material de los atentados del grupo delictivo de 1992 y 1993, quedó en libertad después de 26 años de arresto, de los cuales nueve de ellos se cumplieron de forma domiciliaria.

Uno de sus crímenes más conocidos del hombre de 58 años fue el secuestro por dos años, asesinato y disolución en ácido de G.D.M., de 12 años de edad, con el fin de cometer una venganza contra Santino Di Matteo, padre del joven y exmiembro de la mafia siciliana, de acuerdo con medios internacionales.

VIDEO: la impactante historia de Gaspare Spatuzza

“U Tignusu”, es decir, el “Calvo”, como era conocido popularmente, podrá gozar de los beneficios otorgados luego de su colaboración judicial, al revelar secretos de la mafia siciliana.

Sin embargo, tendrá que cumplir algunas reglas, como no tener relaciones con personas con antecedentes penales y no salir de su localidad de residencia sin autorización, según reveló el diario Corriere della Sera.

¿Cuáles era los crímenes por los que estaba en prisión?

Spatuzza estuvo condenado a cadena perpetua por las bombas que estallaron en Roma, Florencia y Milán en el verano de 1993 y que causaron 10 muertos y más de 50 heridos.

Asimismo, también se le halló culpable de la muerte del padre Pino Puglisi, asesinado el 15 de septiembre de 1993. De la misma forma, fue sentenciado a 12 años por el secuestro y asesinato de Giuseppe Di Matteo.

Colaboración con la justicia

Luego de que fuera detenido en 1997, decidió confesar en 2008 haber sido uno de los autores de los atentados por los que ya había sido condenado.

De la misma forma, declaró haber participado en el asesinato de los jueces antimafia Giovani Falcone y Paolo Borsellino, su esposa y cinco escoltas en 1992.

Además de su “arrepentimiento”, ha vivido una conversión religiosa que le ha llevado a realizar "actos de reparación y solidaridad social, como el perdón pedido a las víctimas, el trabajo voluntario, la invitación a colaborar dirigida a todos los mafiosos", afirmó su abogado.