Los presos en el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca, en El Salvador, no pueden recibir nada del exterior; por ello, sus familiares deben comprar comida, papel higiénico y ropa. Desde finales del año pasado, la Dirección General de Centros Penales de El Salvador ha comenzado a hacer cobros de 170 dólares en la cárcel mencionada y en al menos otras dos, de acuerdo a El Tiempo.
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De acuerdo al medio argentino Infobae, en las cárceles hay “tiendas institucionales” a las que los familiares de presos depositan de 5 a 150 dólares mensualmente para que los reos puedan comprar artículos de primera necesidad. “Todo lo compran a sobreprecio. Una Coca Cola que afuera vale 2,50 dólares, ahí la venden a 10 dólares″, contó el pariente de un reo al medio.
La investigación no identificó cuál es el destino del dinero debido a que “Nayib Bukele ha declarado como reservada toda la información sobre las prisiones y sobre sus políticas de seguridad”.
Infobae estima que El Salvador debe tener ingresos de 17 millones de dólares mensualmente, teniendo en cuenta que, desde marzo de 2022, el sistema carcelario del Gobierno de Bukele tiene unos 64.000 presos que se han sumado a otros 40.000 reclusos desde el régimen de excepción decretado hace un año.
La cárcel fue construida para apresar a 62.975 pandilleros detenidos bajo el régimen de excepción que fue decretado por el Congreso a petición de Bukele, como respuesta a una escalada de violencia que acabó con la vida de 87 personas entre el 25 y 27 de marzo pasado. Está construida en un valle rural a una corta distancia del volcán Chichontepec, en Tecoluca, unos 74 km al sureste de San Salvador: el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) se destaca por rigurosos controles de ingreso.
Para su construcción, el Estado compró 166 hectáreas, 23 de las cuales fueron utilizadas para construir ocho pabellones que se encuentran dentro de un perímetro rodeado por un muro de concreto de 11 metros de altura y 2,1 kilómetros. Asimismo, está protegido por alambradas electrificadas.