Kenia es un país de África oriental donde la pobreza es devastadora. En Nairobi, uno de los barrios pobres de la capital, cientos de bebés son robados y vendidos en mercados clandestinos. Oxfam estima que 17 millones de kenianos —de los más de 50 millones que habitan el país, según el Banco Mundial— son pobres, la mayoría vive en asentamientos urbanos informales. Los niños pueden acabar siendo adoptados por una familia que no puede tener hijos, en rituales de brujería, forzados a trabajar o en manos de secuestradores que buscan pedir dinero a personas desesperadas.
Los menores pueden ser vendidos desde 460 dólares, el valor por el que se podría comprar un iPhone 11 en Amazon.
El equipo de investigación de la BBC Africa Eye analizó el tráfico de niños en Nairobi, uno de los barrios más pobres de la capital. En el lugar no es complicado encontrar casos de bebés robados y de familias destruidas.
Los periodistas se pusieron en contacto con Anita, una de las criminales que roba niños para luego venderlos por 460 y 720 dólares. Emma, amiga de la traficante, logró la comunicación, pero prefirió mantenerse en el anonimato.
“A veces ella (Anita) habla primero con la madre para tratar de ver si sabe lo que planea hacer”, dice Emma a los investigadores. “A veces droga a la madre, le da pastillas para dormir o pegamento. A veces juega con el niño (...). Anita tiene muchas formas de conseguir niños”, afirmó.
Haciéndose pasar por una compradora de niños, una investigadora de la BBC consiguió una reunión con Anita en un bar del centro de Nairobi. En la cita, la mujer contó que era presionada para robar bebés por sus jefes y que muchos de ellos acababan en sacrificios religiosos o con familias que no pueden tener hijos.
El equipo simuló que quería comprar un bebé —a la par coordinaban un operativo policial para capturar a la criminal—, pero Anita nunca más apareció. Tiempo después supieron que consiguió a alguien que pagó 720 dólares, 260 más que los que había ofrecido el personal.
Este es solo un ejemplo del tráfico de niños en los barrios pobres de Kenia que, según Africa Eye, incluso opera dentro de los hospitales gubernamentales.
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Missing Child Kenya, una ONG dirigida por Maryana Munyendo y que se encarga de buscar a los desaparecidos, explica que en más de cuatro años de trabajo atendió 600 casos. Asimismo, precisa a la BBC que el estigma social en torno a la infertilidad de las ciudadanas en Kenia refuerza la venta de menores.