Irán llevó a cabo su primera ejecución pública el último sábado luego de dos años, según una ONG que denuncia una práctica “medieval” en medio de la preocupación por el aumento de la represión en la República Islámica.
Iman Sabzikar fue ahorcado a primera hora de la mañana, condenado por el asesinato de un agente de la policía en febrero de 2022 en la ciudad de Shiraz, de acuerdo a la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.
“La reanudación de este brutal castigo en público tiene como objetivo asustar e intimidar a la gente para que no proteste”, dijo el director de IHR, Mahmood Amiry-Moghaddam. La organización informó que los medios estatales habían comunicado sobre la ejecución, confirmada por la Suprema Corte a inicios del presente mes.
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“Podemos aumentar el coste de llevar a cabo estas prácticas medievales si la gente protesta más contra la pena de muerte -en particular las ejecuciones públicas- y la comunidad internacional adopta una postura firme”, añadió.
En Irán, las ejecuciones suelen tener lugar a puerta cerrada dentro de las prisiones. Según los activistas, se usan como elemento disuasorio, especialmente cuando el delito implica el asesinato de un miembro de las fuerzas de seguridad.
De acuerdo a IHR, otros cuatro hombres fueron también condenados a muerte por el asesinato de agentes de policía y corren actualmente el riesgo de ser ejecutados. En las últimas semanas, algunos activistas han expresado su preocupación por la creciente represión en el país, que vive una crisis económica.
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Según la ONG, la última ejecución pública tuvo lugar el 11 de junio de 2020. El número de ejecuciones se duplicó en el primer semestre de este año en comparación con 2021, destacó la misma fuente.