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Perdonó al asesino de su esposo y aceptó que sus hijos se casen: “Simplemente se enamoraron”

Como la mujer aceptó su disculpa, el homicida, en vez de pasar 19 años en prisión, solo cumplió 2 años de servicio comunitario en Ruanda. Y al final sus hijos se casaron.

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La pareja con sus padres, Bernadette Mukakabera, quien carga a su pequeño nieto, y Gratien Nyaminani, a la derecha. Foto: BBC

Un suceso en Ruanda ha llamado la atención de medios internacionales. Durante el genocidio que sufrió el país africano hace 28 años, una mujer perdió a su esposo, quien fue asesinado por un hombre, que a la postre sería su consuegro.

“Nuestros hijos no tuvieron nada que ver con lo que ocurrió. Simplemente se enamoraron y nada debería impedir que las personas se amen las unas a las otras”, declaró Bernadette Mukakabera a la cadena británica BBC este lunes 25 de abril.

Efectivamente, Mukakabera no solo perdonó al hombre que asesinó a su esposo hace casi 30 años, sino que también le permitió a su hijo casarse con la hija de él.

Tanto ella como su esposo Kabera Vedaste eran miembros de la comunidad tutsi. En 1994, comenzaron los asesinatos en contra de su tribu, a manos de los hutus, adoctrinados por décadas con propagandas de odio.

Uno de los atacantes fue Gratien Nyaminani, quien vivía junto a su familia al lado de la de Bernadette en Mushaka, en Ruanda occidental.

Empero, cuando un grupo rebelde tutsi tomó el poder del país, cientos de miles de personas acusadas de estar involucradas con los homicidios fueron detenidas.

Nyaminani fue una de esas personas privadas de libertad e incluso fue juzgado por un tribunal comunitario, pensado para que la propia población acusara y entregara evidencia sobre lo que realmente había sucedido.

En 2004, Nyaminani le confesó a Mukakabera cómo había asesinado a su esposo y se disculpó. Y en esa misma audiencia, ella decidió perdonarlo.

Por lo cual, el hombre en vez de cumplir una condena de 19 años de cárcel, fue sentenciado a dos años de servicio comunitario.

Cuando ocurrió el genocidio la hija de yaminani, Yankurije Donata, tenía unos 9 años, pero aun así empezó a ir a la casa de Bernadette para ayudar en la casa.

“Me ayudó sabiendo bien que su padre había asesinado a mi esposo. Ella sabía que yo no tenía ayuda porque mi hijo estaba en un internado”, comentó Mukakabera. “Amé su corazón y su comportamiento, es por esto que no me pude resistir a que se convirtiera en la esposa de mi hijo”, añadió.