Este domingo 28 de noviembre se llevará a cabo las elecciones generales de Honduras. Más de 5 millones de hondureños están llamados a las urnas para elegir al sucesor del presidente Juan Orlando Hernández, a tres vicepresidentes, 128 diputados al Parlamento local, 20 al centroamericano, y 298 alcaldes municipales, en unos comicios marcados por la crisis económica, el narcotráfico y los crecientes flujos migratorios.
Por primera vez en la historia de Honduras se presentarán 13 candidatos para buscar ser el nuevo presidente de la nación. Sin embargo, como en todos los países, a pesar de tener varias opciones, solo hay dos que son considerados los grandes favoritos, cuyas candidaturas se han visto mancilladas por señalamientos de narcotráfico y corrupción.
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Contra el postulante y alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, del gobernante y conservador Partido Nacional (PN, derecha), pesan investigaciones por malversar fondos municipales. Además, es señalado de representar a un partido de gobierno que tiene vínculos con el narcotráfico.
Su más cercana contendora Xiomara Castro, del partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda), es esposa del derrocado expresidente Manuel Zelaya (2006-2009), a quien un capo del narcotráfico aseguró haber sobornado. Asimismo, es criticada de tener sólidos nexos con el régimen de Nicolás Maduro.
Por el momento, Castro, esposa del derrocado presidente hondureño Manuel Zelaya, parece tener una ligera ventaja en las encuestas, en unas ajustadas elecciones que podrían tornarse violentas de no arrojar un claro ganador el domingo, sostuvieron los analistas.
La candidata promete refundar Honduras como un “estado socialista democrático” tras sacarle provecho al malestar de los hondureños, creado por los graves problemas económicos en un país que, además, ha sido golpeado por la pandemia del coronavirus y de dos implacables huracanes, sostuvo Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos de Army War College de Estados Unidos a El Nuevo Herald.
La candidata de Libertad y Refundación, Xiomara Castro, durante un mitin en Tegucigalpa el pasado 21 de noviembre. Foto: AFP
Las duras condiciones en Honduras están propiciando que miles de ciudadanos abandonen el país para dirigirse a pie hacia Estados Unidos. “Como en otros países que han elegido a líderes populistas de izquierda, la probable victoria de Castro refleja la frustración de los hondureños con la pobreza generalizada, el crimen, la violencia, la corrupción en todos los niveles de gobierno y la continua incapacidad de los líderes electos para abordar estos problemas”, añadió Ellis en un reciente análisis.
Los últimos datos estadísticos apuntan que, en el año 2019, el 48% de los hondureños estaban por debajo de la línea de la pobreza, mientras que el 70% estaban subempleados. “Lo que es peor, en los últimos dos años, sus dificultades se han visto agravadas por los efectos de la COVID-19 y los huracanes Eta e Iota. Las tormentas consecutivas golpearon duramente al país en noviembre de 2020, lo que ocasionó $ 1.900 millones en daños y afectó a cuatro millones de hondureños”, contó Ellis.
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La criminalidad también es un duro revés para la estabilidad social de Honduras. Por ejemplo, la tasa de homicidios del año pasado fue de 37,6 asesinatos por cada 100.000 habitantes, una de las más altas de la región.
Para Evan Ellis, una eventual victoria de Castro conduciría probablemente al restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el régimen de Nicolás Maduro, las cuales habían sido cortadas por el presidente actual, Juan Orlando Hernández.
Venezuela fue un importante aliado del esposo de Castro, cuando este gobernó Honduras, entre enero del 2006 y junio del 2009. Coincidentemente, Maduro igualmente es acusado por las cortes de EE. UU. de estar inmerso en el narcotráfico y de ser uno de los máximos líderes del denominado Cartel de Los Soles.
La estrecha relación entre Zelaya y Maduro ha sido explotada por el partido de gobierno para advertirle al elector que una victoria de Castro le abriría las puertas a Honduras para convertirse en una nueva Venezuela.
Por su parte, el contrincante Asfura también enfrenta sus propios problemas de imagen debido a las abundantes acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico que rodean al partido al cual él pertenece, dijo Carin Zissis, editora en jefe de la página de información del Council of the Americas a El Nuevo Herald.
“Es un partido político que en diferentes niveles tiene serias acusaciones de corrupción con vínculos al narcotráfico”, dijo Zissis. “El propio presidente (Hernández) ha sido nombrado en casos judiciales (en Estados Unidos) involucrando grandes operaciones de narcotráfico”.
De hecho, Hernández ha sido nombrado públicamente como un co-conspirador en un caso de narcotráfico en un tribunal estadounidense, que resultó en la condena de su hermano Tony.
Asfura enfrenta sus propios problemas de imagen debido a las abundantes acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico. Foto: teleSUR
El predecesor en la presidencia de Hernández, Porfirio Lobo, también del Partido Nacional, ha sido implicado en casos de narcotráfico y lavado de dinero.
Por último, otro de los problemas que se asoman con la elección del domingo es el riesgo de violencia. “El temor es que se va a producir la elección y si el resultado es muy estrecho, veremos disturbios nuevamente en las calles”, culminó Zissis.