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De cárcel estadounidense a candidato, el exconvicto ‘pobre’ que quiere gobernar Honduras

Yani Rosenthal se declaró culpable de delitos de corrupción y lavado de dinero relacionado con el narcotráfico en Estados Unidos hace cuatro años. Ahora, sostiene que no tiene ni una cuenta de ahorros.

Yani Rosenthal ha optado a la presidencia en tres ocasiones en Honduras. Foto: EFE
Yani Rosenthal ha optado a la presidencia en tres ocasiones en Honduras. Foto: EFE

El empresario de origen judío Yani Rosenthal (Partido Liberal, PLH-centro) participa por tercera ocasión en la carrera por la Presidencia de Honduras, solo que ahora lo hace habiendo pasado tres de los últimos cinco años (2017-2020) en una cárcel estadounidense, tras declararse culpable de lavado de ganancias del narcotráfico.

Hijo de Jaime Rosenthal, uno de los hombres más ricos de Honduras, Yani nació en San Pedro Sula, capital económica de este país, el 14 de julio de 1965, estudió la enseñanza elemental en un colegio bilingüe y se recibió como licenciado en leyes por la Universidad Nacional Autónoma.

El cargo de ministro de la Presidencia que ejerció durante los dos primeros años del gobierno liberal de Manuel Zelaya (2006-2009) representa la nota más relevante en su expediente político, aunque luego fue diputado al Congreso Nacional para el período legislativo 2010-2014.

En 2015, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York acusaron a Rosenthal de delitos de corrupción y lavado de dinero relacionado con el narcotráfico, cargos de los que se declaró culpable el 26 de julio de 2017. El 16 de diciembre del mismo año fue sentenciado a 36 meses de prisión.

El fallo incluyó además su renuncia a 500.000 dólares y al pago de una multa de 2,5 millones de dólares, aunque fue exonerado de los delitos de lavado de activos que le imputó la Fiscalía.

Acusado junto a su padre y su sobrino Yankel, Yani asumió el hecho como un error y alegó que se trataba de “haber comprado unas vacas sin investigar a profundidad su origen”, en referencia a una transacción comercial con el grupo criminal hondureño Los Cachiros.

Rosenthal sigue calificado de “narcotraficante”, de conformidad con la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeras para Narcóticos, y aún no ha comparecido ante la justicia catracha.

Tras salir de la cárcel, Rosenthal arribó a San Pedro Sula el 7 de agosto de 2020 y fue aupado por la clase política y la cúpula económica de su ciudad natal, abriéndole el camino a su postulación como precandidato presidencial del Partido Liberal.

En las internas de la organización, el pasado 14 de marzo, la corriente que lo postuló (Movimiento Yanista) logró el 49,97% de los votos, para relegar a Recuperar Honduras, de Luis Zelaya, y a La Esperanza de Honduras, de Darío Banegas.

En su cierre de campaña, celebrado el 21 de noviembre en San Pedro Sula, Yani afirmó que entre la izquierda radical (Partido Libertad y Refundación, Libre) y la “derecha corrupta” (Partido Nacional) el camino del pueblo catracho era el del liberalismo, una especie de centro en la balanza política.

“Queremos un camino liberal por el centro hacia el futuro, hacia el empleo, la esperanza de nuestro país”, proclamó el también presidente del Concejo Central Ejecutivo del Partido Liberal, quien adelantó la posibilidad de colaborar con una posible extradición a Estados Unidos del actual mandatario, Juan Orlando Hernández, señalado por corrupción.

Por demás, el candidato liberal se considera “pobre”, pues asegura que ni siquiera tiene una cuenta de ahorros, luego de que sus bienes y los de su difunto padre fueran incautados por el proceso judicial en Estados Unidos.

Uno de los pilares de su propuesta de gobierno es el Ingreso Básico Universal, que estipula el pago de 1.500 lempiras mensuales (unos 62 dólares) a los hondureños mayores de 18 años, propuesta que fue calificada de populista.

Otro eje que impulsaría el liberalismo si retorna al poder es el paso de la actual economía de consumo a una de exportación, mediante la conversión de Honduras en el nuevo centro de operaciones de manufactura de las Américas.

Además de la transformación económica, el plan “yanista” incluye el desarrollo educativo, el combate a las “maras” y pandillas y la disminución del desempleo.

También propone medidas de alivio fiscal selectivo, fomentar una Bolsa de Valores nacional y exigir que el Gobierno renuncie a la administración de los recursos para la reconstrucción provenientes de la cooperación internacional.

División del voto opositor

El comentarista televisivo Salvador Nasralla, candidato a designado presidencial (vicepresidente) en la fórmula de Libre, descartó recientemente las opciones de victoria de Yani, como confirman varias encuestas de intención de voto.

“No tiene posibilidad de ganar, su candidatura solo busca dividir el voto de la oposición. Ahora, lo que les queda es negociar con el Partido Nacional varias diputaciones, puestos en la Corte Suprema de Justicia y en otras instituciones del Estado”, denunció.

En ninguno de los 13 sondeos publicados hasta la fecha límite, el pasado 28 de octubre, Rosenthal ocupaba los dos primeros escaños de la popularidad.

El 9,3% en el único sondeo de la firma TResearch, realizado a una muestra de 1.000 hondureños los días 8 y 9 de septiembre, clasificó como la mejor cosecha del liberalismo, muy lejos del 31,6% para la fórmula de Libre y el 23.4% del oficialismo.

El próximo 28 noviembre, cerca de 5,2 millones de hondureños están convocados para elegir al presidente de la República para el período 2022-2026, los 128 diputados al Congreso Nacional y 20 al Parlamento Centroamericano, aparte de 298 alcaldes, igual cantidad de vicealcaldes y más de 2.000 regidores.